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El diálogo social al borde del abismo

La patronal se muestra pesimista sobre un acuerdo global con los sindicatos para la reforma laboral. CEOE, UGT y CCOO tienen 48 horas para cerrar un acuerdo que presentar al Gobierno

El diálogo social al borde del abismo
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MADRID- El pesimismo sobre un posible acuerdo global de la reforma laboral se ha apoderado de Diego de León 50, cuartel general de la CEOE en Madrid. Fuentes de la patronal dan por descontado que, al final, no habrá un consenso suficiente sobre las nuevas reglas de juego que esperan los mercados y necesita el país para poner coto a casi cinco millones de desempleados. A día de hoy, la brecha que separa a sindicatos y patronal se acrecienta, según se acerca el final del plazo impuesto por el Gobierno para sellar un pacto.

No obstante, los agentes sociales volverán a reunirse, en esta ocasión, al máximo nivel este lunes. Serán el presidente de la CEOE y los secretarios generales de UGT y CC OO los que intentarán aproximar posturas sobre las materias en litigio. Fuentes sindicales aseguran a LA RAZÓN que la próxima semana decidirán si existen o no los mimbres suficientes para cerrar un acuerdo de «gran calado» sobre salarios y contratación. Pese a las dificultades reinantes, si los sindicatos llegan al convencimiento de que el pacto es posible, retrasarán la firma del mismo más allá del 13 de enero. Antes de estampar sus rúbricas en un documento, deben someterlo a la votación de sus máximos órganos ejecutivos. La convocatoria de los mismos se realizará a partir del 16 de enero próximo, haya o no acuerdo. Por tanto, en caso de llegar a un consenso, el pacto se firmaría, como pronto, el 18 o 19 de enero.

Sin embargo, este escenario de acuerdo global se antoja «improbable». Así lo consideran los sindicatos, al igual que la patronal. Pese a ello, dejan la puerta abierta a acuerdos puntuales, como los ya alcanzados en resolución extrajudicial de los convenios, mutuas, absentismo, formación o traslado al lunes de los festivos. Mientras, el Gobierno se muestra prudente, a la espera de que los interlocutores sociales le presenten un acuerdo. Por tanto, hasta conocer la literalidad del mismo no se pronunciará sobre si lo considera suficiente o no. Según confirman a LA RAZÓN fuentes gubernamentales, la ministra de Empleo, Fátima Báñez, está volcada en la consecución de este consenso. De hecho, en estas jornadas mantiene contactos telefónicos con los agentes sociales.

En este contexto y en la recta final de las negociaciones, un pacto global parece complicado. El rechazo sindical a la congelación de los salarios en 2012 y 2013 propuesta por los empresarios este jueves se ha convertido en la manzana de la discordia. UGT y CC OO están dispuestos a aumentos salariales en 2012 por debajo de la inflación prevista por el Gobierno del 1%.

La supresión demandada por los empresarios de las cláusulas de revisión salarial referenciadas a la inflación española constituye otro de los escollos principales para cerrar un pacto. La patronal prefiere ligar estas alzas de nóminas al IPC europeo, más bajo que el español.

Además, las partes mantienen las espadas en alto respecto a la indemnización por despido. Los empresarios consideran necesario imponer en el mercado de trabajo un contrato indefinido anticrisis durante dos años, con unos costes de despido más baratos. En esta modalidad la indemnización por despido improcedente se rebajaría a 20 días por año trabajado con un tope máximo de 12 mensualidades, frente a los 45 días o a 33 días actuales, según el tipo del contrato. Mientras, el despido procedente se recortaría de los 20 días actuales a los 12. La reforma de la negociación colectiva supone otro de los escollos difícil de superar. La patronal ha puesto encima de la mesa la necesidad de negociar convenios de empresa en cualquier momento, sin tener que esperar a que acabe la vigencia del convenio sectorial, como ocurre hasta la fecha. También estas propuestas chocan con la de los sindicatos. Las centrales no están dispuestos a estampar su rúbrica sobre un acuerdo global que incluya estas exigencias. En escasas jornadas se sabrá, si al final, sindicatos y patronal han podido limar sus diferencias y cerrar un pacto de reforma laboral.