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«Estonia aún no ha recuperado la libertad de expresión»

La literatura nórdica sigue dando frutos y suscitando el interés de los lectores europeos. En este caso se trata de de Sofi Oksanen, joven escritora fino-estonia que con «Purga», su tercera novela, ha acaparado en estos dos últimos años los premios más importantes de su país y de Europa.

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-«Purga» es un nombre muy significativo, ¿Lo usa como sinónimo de deportación estaliniana o con el sentido de purificación?
-En finés significa "limpieza"en el sentido cotidiano, la limpieza diaria, pero en una segunda intención está referida a las deportaciones a Siberia durante la ocupación de Rusia. El sentido de depuración como catarsis está como un añadido, pero no es esencial al sentido de la novela.

-El pasado de Estonia es un tema recurrente en sus novelas, pero no es frecuente en éste país.
-Hay trabajos de historia, memorias, biografías, trabajos científicos, pero no novelas. No hay tradición ni demanda de ellas entre los lectores.

- ¿Cómo marca la vida diaria de la gente el ser un país dominado por un estado policial?
-En todos los aspectos de la vida cotidiana. Falta de todo y hay miedo a hablar, a la represión. La gente tiene que organizarse para vivir y esto es una forma de control porque, mientras se ocupan de esto, no piensan en la rebelión.

-¿Qué secuelas quedan en el pueblo estonio de la dominación rusa?
-Queda mucho todavía y eso que, de las repúblicas bálticas, Estonia es la más avanzada. Los que estaban en el poder siguen en él y esto no es bueno para el desarrollo. Hay temores medioambientales y además eliminaron las tradiciones y aún cuesta la libertad de palabra.

- En algunos estados, la corrupción, el tráfico ilegal, la prostitución... el dinero, sustiyó a la dictadura. ¿Se va superando esto?
- Todo eso ya estaba antes, pero no se veía. Con la liberación afloró a la superficie, pero no era algo nuevo. Los que se enriquecieron siguen ahí.

- El libro, basado en historias que le contaban, tiene un componente emocional fuerte, ¿Cree que puede levantar heridas?
- No creo. La gente tiene ya muchas historias superadas.

- Violaciones, prostitución forzada, ¿son las mujeres las que pagan un coste más alto en los conflictos?
- Esto ocurre siempre, pero no solo le ocurre a ellas, también los niños, los ancianos y los hombres pagan un precio, pero de forma diferente.

-¿Es el instinto de supervivencia uno de los más fuertes del ser humano?
- En los conflictos sale lo mejor y lo peor del ser humano. En una sociedad con miedo, ese instinto sobresale, pero no es el único.

-¿Qué papel jugó Finlanndia con Estonia durante la ocupación y cómo es ahora su relación?
- Hizo un papel excepcional. Oficialmente no había refugiados porque el gobierno finés se los devolvía a Rusia y por eso muchos se exiliaron a Suecia, pero entre el pueblo se creó una comunidad estonia fuerte para mantener la identidad en el exilio, incluso un gobierno paralelo. Querían que los niños tuviesen buena formación para mantener buen nivel. El pueblo les ayudó, pero el gobierno los tomaba por terroristas.

- ¿Cree que este tipo de totalitarismo se ha acabado para siempre en Europa?
- No, queda Bielorrusia.

- No escribe en su novela de forma cronológica y a veces abunda en la descripción de detalles, ¿Con qué intención lo hace?
- No me gusta narrar de forma lineal, me parece más aburrido. Prefiero entrar directamente en la acción y saltar de un momento a otro. Con la descripción de detalles pretendo crear un mundo visual que despierte sensaciones sensoriales, que entre por los sentidos.

- La novela se había estrenado como obra de teatro, ¿Le costó mucho convertirla en novela?
- Fue fácil porque ya existía la historia y los personajes. Lo que necesitaba era más documentación para desarrolarla, más información. La obra de teatro esra el esqueleto y había que vestirla.