Tour de Francia

Ciclismo

Sospechosos con nota

Desde pequeños, todo son calificaciones. En la escuela, en la universidad y en la vida laboral. Siempre igual. Escalera temerosa esa que va del uno al diez. Pero en el ciclismo todo funciona al revés, a contracorriente.

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La doble cifra es señal de sospecha. Y la sospecha subida en bicicleta se ha convertido en sinónimo de positivo. Con un cero, se puede pasar tranquilo. Es un sobresaliente para la UCI, la que pone las reglas. Ayer, «L'Equipe», diario organizador del Tour, publicó una lista confidencial, que en teoría parte de los estudios exclusivos de la Unión Ciclista Internacional. Era la sospecha y el seguimiento lo que se perseguía. Puntuaciones de cero a diez para los ciclistas. Suspenso a los limpios y matrícula a los sospechosos. En ese último grupo, sólo dos, el asturiano Carlos Barredo, ganador en 2010 en los Lagos, y Yaroslav Popovych.

La lista que el diario francés hizo ver la luz pocas horas antes de que la UCI tuviera constancia de ello viene a ser un mapa con nombres y apellidos como resultado de las anotaciones que el pasaporte biológico viene punteando desde su implantación en el año 2008. Cuantos más cambios de valores, mayor puntuación. El laboratorio de Lausana ha sido el encargado de llevar a cabo estos seguimientos a los ciclistas desde hace tres años. A cada corredor se le ha elaborado un perfil para estudiar las variaciones de los resultados en cada análisis y, en base a ello se les calificó construyendo la lista que ayer se filtró. Desde el cero al tres (ahí están, entre otros Carlos Sastre, Luis León Sánchez, «Purito» los hermanos Schleck o Ivan Basso) no se consideran sospechosos. A partir del cuatro comienzan a subrayar su nombre. Del seis en adelante, el nivel es máximo, al rojo vivo. Peligro.

Ninguno de ellos, nadie en realidad de los corredores que aparecen en la lista ha dado positivo. Son sólo calificaciones que la mayoría del pelotón ha acogido en broma. «Soy un mierda, he suspendido con un tres, no valgo para nada», reía Joaquim Rodríguez. Contador no quiso hablar. Tenía un pasaporte «impecable» y aún así acabó con cincuenta picogramos de clembuterol el Tour en el que, de entrada, estaba calificado con un cinco.