No saben lo que se pierden: el portavoz de los nacionalistas catalanes es casi siempre en el Congreso la voz de la moderación, el realismo y la altura de miras. Y lo demuestra en cada intervención por más que algunos le reprochen que se dedique sólo a la crítica retórica porque cuando llegan las votaciones no deja caer a Zapatero. Ayer no había votaciones. Así que Duran se afanó y sus primeras palabras, inesperadas después de su apoyo a la reforma de las pensiones a cambio de la titularidad de los hospitales catalanes, tronaron en el salón de plenos: «La legislatura está agotada y no hay tiempo ni perspectivas de reactivación de empleo». Dijo más: que el Ejecutivo no ha estado a la altura y que debe abandonar La Moncloa antes de otoño. Nadie espera su apoyo a los Presupuestos para 2012.
Así que marcó el camino a Zapatero: «O cerrarlas reformas más maduras y convocar elecciones inmediatamente después o pactar el fin de la legislatura con medidas consensuadas a corto plazo sobre las políticas activas de empleo y la negociación colectica, entre otras. Su diagnóstico fue letal para Zapatero, a quien le dijo son paños calientes que «han sido demasiados los errores, los fallos y las negligencias». Y añadió que España necesita un horizonte a medio plazo que el PSOE ya no le puede ofrecer. Pero las críticas del catalán no quedaron en las filas socialistas, sino que las extendió a un PP al que acusó de «gran irresponsabilidad respecto a temas fundamentales, de política de Estado». Ambos, a su juicio, han pensado más «en las próximas elecciones». Tan preocupado dijo estar por los errores del Gobierno como por un partido de la oposición a punto de convertirse en Gobierno que no estado en los grandes consensos que necesita el país. Pues eso.