Novela
Uy qué miedo
El pensamiento único pinta a la derecha como si fuese Atila. Lo hicieron antes de las elecciones y durante los primeros días también. Pero cuando se vio que Barbie no es lo opuesto a Smiley, el progresismo aseguró que el enemigo de Barbie está en la derecha; y se inventan el bulo de que Barbie está rodeado de extremistas, de apocalípticos, de gente tan radical y absurda que, por ejemplo, rechaza que suban aún más los impuestos. Su mensaje ahora es: hay que proteger a Barbie y a sus angelitos de esta gente tan peligrosa, la verdadera oposición es interna, etc. Y, por supuesto, hay que aplaudir las medidas antiliberales, porque son las mismas que habrían tomado los socialistas, cuyo afán a la hora de proteger el Estado del Bienestar (como si lo pagaran ellos) es igual al de la derecha. Dos muestras de esta ceremonia de la confusión son, por un lado, el énfasis en la persecución de la evasión fiscal, como si el problema de la onerosa fiscalidad que soportan los contribuyentes fuese a resolverse incrementando aún más la coacción (esta semana el Instituto Juan de Mariana demostró que pagamos el IRPF como los suecos); y por otro lado, la demonización de Esperanza Aguirre por haberse atrevido a decir que se está planteando la disolvente idea de bajar los impuestos, que es lo mismo que pedía Barbie antes de entrar en trance en La Moncloa, ver la luz y darse cuenta de que los socialistas, sorpresa, sorpresa, le habían engañado.
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