Iglesia Católica
Adiós a la clausura sólo para verle
Sentada en el asiento delantero del coche y con la mano en la cara para protegerse del sol entraba ayer en la Nunciatura Apostólica Sor Teresita, la monja de 103 años que más años lleva entre los muros de un convento de clausura en el mundo.
Hace 84 años, cuando contaba sólo con 19 años, esta religiosa cisterciense entraba en el convento de clausura de Buenafuente del Sistal (Guadalajara). Curiosamente el mismo día en el que en la región alemana de Baviera una chica llamada María daba a luz a un niño llamado Joseph Aloisius Ratzinger, que más tarde se convertiría en el Papa Benedicto XVI. Una coincidencia ¿o no? que la JMJ no podía dejar escapar.
Hace unos días llegaba una carta muy especial al tranquilo convento de Sor Teresita. «En nombre de Su Santidad Benedicto XVI, su excelencia el Nuncio del Papa, monseñor Renzo Fratini tiene el honor de invitar a la hermana Valeriana Barajuén para saludar al Santo Padre en la Nunciatura Apostólica», rezaba la misiva.
Benedicto XVI cumplió su palabra. Ayer, a las 18:30 horas, Sor Teresita llegaba acompañada de su superiora y el capellán del convento. En los 84 años que lleva como monja de clausura esta es la segunda vez que sale a la calle. Sin acordarse de cómo funcionaba la ventanilla del coche y sin haber disfrutado nunca del aire acondicionado, para Sor Teresita ayer era un día muy especial.«Estoy muy ilusionada y agradecida al Santo Padre por esta invitación, aunque yo no he pedido nada. Siempre estoy en el corazón de la Virgen y si la Virgen lo quiere, yo lo quiero», comentó a tres días de su visita al Papa.
A pesar de ser ya una centenaria, su estado físico es envidiable. Apoyada en un andador y con algunas dificultades para escuchar, dedica su vida a la oración y a ayudar en todo lo que puede a sus hermanas. Es la primera que se levanta, a las cinco de la mañana, cuando el sol aún no ha despuntado por los pinares, y acude puntualmente a sus oraciones en el coro tanto sola como acompañada.En estos 84 años de clausura, Sor Teresita ha sido abadesa durante 20 años seguidos y cocinera hasta pasados los 95 años, cuando las fuerzas físicas, «que no las mentales», le empezaron a flaquear y tuvo que conformarse con ejercer de pinche, labor que aún hoy sigue realizando entre fogones. Sor Teresita, Valeria de nombre civil, nació en Foronda (Álava) y se reconoce seguidora del equipo de fútbol del Alavés. Recientemente confesaba que el año pasado vio la Final de la Copa del Mundo. «Yo no entiendo nada de fútbol, pero gritaba gol y me alegraba», comentó.
Para esta Record Guinnes de las religiosas de clausura y ejemplo de fidelidad, la vida entre los muros del convento es la mejor que puede tener. «No se puede vivir aburrida en el convento. Cada uno es feliz en su profesión. La felicidad se siente siguiendo cada uno su vocación. Eso sólo lo sabe quien lo vive».
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