Pekín
Basura en las ondas por Martín Prieto
No contemplo los documentales de la 2 porque el lobo marino siempre se come al pingüino y estoy en una edad sentimental. En cambio en «Natura», «National Geographic» u «Odissea» siempre encuentras algo interesante sobre fauna y flora. Los informativos de la 1 tienen buena audiencia porque los de las televisiones privadas son magazines clónicos en los que preguntan a los viandantes su acreditada opinión sobre la prima de riesgo. El dilema se resuelve conectando «Euronews», que es lo más parecido a un telediario. Es tal la oferta televisiva que los telesufrientes se pueden refugiar en la muy interesante china que nos abre a otro mundo o en la iraní que con sus telenovelas, noticias y documentos nos inocula la ideología de los ayatolás. Ambas en perfecto español. Pero la amenaza de Andrómeda o el Síndrome de China reside en el regreso de la publicidad a TVE como piden los anunciantes. En el Ente todo es de ida y vuelta. Pilar Miró prohibió interrumpir las películas hasta que la procesaron por unos vestidos (su propio partido) y regresaron los anuncios por donde solían. Lo que faltaba a Antena 3/La Sexta es que restringieran su publicidad para que TVE volviera a tener doble financiación. Peor la supuesta vigencia de emitir pornografía. Será en horario infantil porque la madrugada es una ordalía o, más exactamente, una casquería con susurros. Excepto LA RAZÓN, que perdió dinero pioneramente, los demás periódicos y revistas publican guías de prostitución, pero algunas de nuestras televisiones privadas te ofrecen carne con ojos en vivo y en directo, al alcance de un teléfono, más rápido que el motopizza y sin IVA. Sólo se salva Antena 3 porque es un proyecto para las familias que no quieren asustar a las criaturas, aunque cojea de la bobamente sectaria La Sexta. No hay otra cura que la de viajar al cinturón de asteroides de las televisiones temáticas aunque los rayos catódicos tengan su origen en Pekín o en Teherán.
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