Fracaso ministerial Ana PASTOR

En el año 2007 me dirigí al entonces ministro de Sanidad Bernat Soria, haciéndole saber mi enorme preocupación por lo que ya entonces eran síntomas de lo que aquejaba a nuestro sistema sanitario: financiación insuficiente, pérdida de cohesión, calidad y equidad del sistema. Ni contestó. Han pasado tres años más de gobierno socialista, cuatro ministros de Sanidad y el balance no puede ser más escuálido. La sanidad ha sido la última prioridad del gobierno socialista, la hermana pobre. Siete años perdidos. En el 2004 las cuentas sanitarias estaban saneadas, equilibradas, ahora al borde de la quiebra con 15.000 millones de deuda. El Consejo Económico y Social ha elaborado un informe demoledor confirmando lo que todos sabíamos y el Gobierno no ha querido oír, lo que es un secreto a voces: menos cohesión del sistema sanitario, desigualdades salariales (no explicables) entre profesionales sanitarios, menos coordinación, menos calidad y como resultado de todo ello, mas desigualdad en el acceso a los servicios sanitarios entre los españoles. Todo ello aderezado con mucha propaganda, mucho discurso progresista, nombramientos basados exclusivamente en equilibrios político-partidistas, alcanzando algunos lo inimaginable. ¿Por qué no han desarrollado la ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias? ¿Dónde está la financiación para los planes integrales de las patologías más prevalentes: cáncer, cardiopatía isquémica y enfermedades neurodegenerativas? ¿Por qué se les cambio el nombre? Seguro, seguro, que para no financiarlos. ¿Y la Atención Primaria de salud? ¿Qué ha sido del proyecto AP XXI? Bla, bla, bla… ¿Y las políticas de I+D+i en el campo de los medicamentos y tecnología sanitaria? Nada de nada. El balance del gobierno socialista no puede ser peor. La buena noticia es que seguimos contando con unos excelentes profesionales sanitarios que hacen posible que el sistema sanitario no se haya caído y que además están pidiendo a gritos que alguien lidere la política sanitaria de este país.