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Garzón declaró cobros no incluidos en sus cuentas afirman los peritos
Baltasar Garzón acudió ayer al Tribunal Supremo para intentar aclarar todos sus ingresos relacionados con sus ingresos por las conferencias que impartió en la Universidad de Nueva York entre 2005 y 2006, años en los que disfrutó de una licencia por estudios en el citado centro académico.
MADRID- La de ayer fue una comparecencia ante el magistrado instructor que investiga esos cobros, Manuel Marchena, efectuada a instancias del propio Garzón un día después de que declarasen la funcionaria judicial que le asistió durante esos años, María del Mar Bernabé, y los peritos de la Guardia Civil que elaboraron un informe sobre las cuentas bancarias y declaraciones tributarias del juez Garzón.
Durante cinco horas, el magistrado volvió a negar que solicitara patrocinio al Banco Santander y otras empresas como la petrolera Cepsa para que le pagaran por los cursos, según señaló a la salida la acusación. «Ha negado la evidencia de lo que consta en los documentos, el patrocinio de entidades como Cepsa», indicó la abogada de la acusación Encarnación Martínez, que aseguró que el juez defendió que su papel se limitaba a los contenidos de carácter académico y que no participaba en la redacción de los convenios. La Fiscalía no ve delito en la actuación del magistrado y no le acusa en este procedimiento. Los abogados querellantes relacionan la supuesta aportación de 302.000 euros que recibió Garzón por la organización de los coloquios con la decisión del juez de no admitir a trámite una querella formulada tiempo después contra varios directivos del Banco Santander, entre ellos su presidente, Emilio Botín.
La jornada anterior, los peritos ratificaron en todos «los términos» el informe en el que se pone de manifiesto que el magistrado suspendido provisionalmente declaró a Hacienda diversas cantidades percibidas por entidades bancarias como honorarios por impartir conferencias, cursos y seminarios. Esas cantidades no tienen reflejo contable en las cuentas corrientes. Sin embargo, según fuentes judiciales, al limitar su investigación al periodo entre marzo de 2005 y finales de junio de 2006, y sólo respecto a cuentas que tenía en entidades bancarias españolas, puede ello «explicar algún desfase» entre el momento en que Garzón percibe esos ingresos y la fecha en que las declara a Hacienda. Pese a considerar esa hipótesis como la más probable, tampoco excluyeron las razones que figuraban en su informe inicial. Es decir, la posible existencia de un «fraccionamiento de las cantidades, con la consiguiente dificultad de su seguimiento», así como la posibilidad de que esos pagos efectuados al magistrado se realizaran en cuentas en las que apareciesen como titulares otras personas o incluso que esas cantidades las recibiera Garzón en efectivo.
Los testigos
Peritos de la guardia civil
Los agentes fueron interpelados por la defensa, ejercida por el ex fiscal Enrique Molina, sobre los motivos por lo que incluyeron en su informe una empresa en la que figura como apoderada la mujer de Garzón y su hija como administradora única. Los peritos esgrimieron que, dadas las características de esta investigación económica, una empresa de esa naturaleza expresa un «modus operandi» que puede abrir vías indagatorias.
María del mar bernabé Asistente de Garzón
La funcionaria de la Administración de Justicia que ejerció como asistente de Garzón durante su estancia en la Universidad de Nueva York se enrocó en no recordar si cobró unos 48.000 dólares en talones y retribuciones en especie. «Habrá que remitirse a la contabilidad de la universidad» de Nueva York, insistió una y otra vez. Todos los esfuerzos de la acusación y del instructor en aclarar esos cobros fueron inútiles. Tampoco supo quién pagaba a Garzón.
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