El otro cambio vasco

Siempre que se habla del cambio vasco que ha llevado a Euskadi el Ejecutivo de Patxi López se piensa en términos ideológicos. Pero hay «otro cambio» que ha propiciado el desalojo de los nacionalistas del Gobierno de Vitoria y que no tiene que ver nada con la ideología. Es el relacionado con las corruptelas de ese régimen que duró tres décadas.

Si hoy hay ocho importantes cargos del Partido Nacionalista Vasco imputados por presuntos delitos de cohecho, tráfico de influencias y blanqueo de dinero; si se ha podido constituir una comisión de investigación en el Parlamento vasco, la que hoy inicia las sesiones de trabajo; si ahora la denuncia de esos hechos no sólo no ha caído en saco roto sino que hasta tiene el amparo de los medios de comunicación…, es gracias a ese cambio protagonizado por los socialistas con el apoyo de los populares de Basagoiti.

No es una cuestión ideológica aunque los afectados la aliñen de salsilla patriótica, como sucedió con el famoso «tres por ciento catalanista» de Mara-gall. La resistencia del PNV a soltar la Diputación alavesa tiene una lectura nueva a la luz de estos hechos, como también la tiene la «tontita» condescendencia socialista.

A lo que asistimos es a una punta del iceberg caciquil que ha propiciado en toda España el actual modelo autonómico. La alternancia es un ejercicio sano, incluso donde no hay terrorismo ni nacionalismos identitarios.