Dublín
Irish people por María José Navarro
Acabo de volver de Dublín, donde la recesión, la crisis y la intervención de la Unión Europea (como si fuera un superhéroe al rescate) se notan exactamente como esperábamos, es decir, de ninguna manera y forma. Las calles de la capital irlandesa bullen como siempre, la gente acude a las tiendas, llena las plazas y se cita con normalidad en los pubs, donde servidora se ha hecho un vía crucis que no se lo salta un torero y donde ha descubierto una cerveza «red» que recomienda al respetable y que se llama Smithwicks. Para los iniciados en el noble arte de la cebada, este dato será una estupidez y una «boutade», pero yo llego tarde a todo, queridos, porque soy una señora ya mayor y veo fatal.
Total, que lejos de aparecer ante el turista como una ciudad tocada y hundida por el batacazo económico, Dublín sigue siendo un lugar apacible, repleto de lugareños amables a los que les gusta la charla y que se hacen querer enseguida, gracias a esa manía suya por reírse de sí mismos en cuanto pueden y a las primeras de cambio. Coincidiendo con la visita, acabo de ver un documental que quiere pasar por película y que se llama «Queering the pitch» y que trata sobre el Emerald Warriors, el primer y único equipo de rugby irlandés compuesto por gays. Más allá del acierto o el error en el enfoque de la cinta (para mí mejorable), lo que queda de toda la historia que se cuenta es la necesidad que tienen muchos de los homosexuales de encontrar otro camino que no sea el de siempre. La necesidad de encontrar una tercera vía, un resquicio por donde pueda entrar una forma diferente de relacionarse entre sí.
En este documental, lo que queda al final es el mensaje de unos tíos que han hallado la manera de sentirse justamente como quieren ser. Ni locas ni plumas ni osos. Quieren hacer deporte, un deporte de tipos duros y demostrar que lo son. Un deporte que les permite hacer del grupo una familia que se protege y que los libra, además, de los prejuicios que rodean al rugby.
Recuerdo la historia de Gareth Thomas, internacional por Gales, que hace un año contó la verdad. Contó todo su sufrimiento en un entorno que no le era propicio. Vaya desde aquí mi homenaje al rugby, a sus jugadores y a mis amigos gays, esos que saben que no todos sus caminos están aún escritos.
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