F800 Style: el laboratorio de pruebas de Mercedes

Los ingenieros de las fábricas de automóviles cuentan en la mayoría de los casos con un prototipo con el que realizar pruebas de toda clase y que a la postre, servirá para marcar la tendencia de diseño y tecnológica de los próximos modelos.

En el caso de Mercedes, el F800 Style es el vehículo laboratorio que esconde cientos de secretos que todavía están en fase de pruebas y que en pocos años se convertirá en realidad. Sus trazos han servido para crear la segunda generación del esperado CLS mientras que sus dispositivos técnicos y sobre todo el interior, avanza el futuro a corto y medio plazo de sus productos. Como no podía ser de otra manera en estos tiempos, el F800 incorpora un motor eléctrico de cero emisiones aunque existe otra variante impulsada por pila de combutible de hidrógeno que sólo emite vapor de agua. Este prototipo mide algo menos de 5 metros, tiene 4 puertas y prescinde de pilar central, lo que estiliza su figura y facilita el acceso de los pasajeros. La puertas delanteras se abren de forma convencional mientras que las traseras son corredizas y por supuesto, con accionamiento automático. Sólo será necesario pulsar un botón para abrir o cerrar. Igualmente se podrá realizar esta operación desde la propia llave de forma remota. El interior adquiere un papel absolutamente futurista donde todo, hasta el último centímetro cuadrado, está estudiado para cumplir una finalidad. La comodidad de los ocupantes es fundamental y por eso los asientos están fabricados en materiales como magnesio, fibra de carbono y madera. Pero las cosas no quedan ahí. El nivel tecnológico que ofrece el Mecedes es realmente elevado. Dispone de un sistema denominado «Distronic plus» que es capaz de guiar el coche de forma autónoma durante un atasco. Es decir, acelerará y frenará por nosotros controlando en todo momento la distancia con el vehículo que nos precede. Y no sólo eso. Incluso podría girar si circulamos a menos de 40 km/h. El futuro es así según la marca alemana. Coches que puedan circular por sí mismos sin emitir un solo gramo de CO2.