Pamplona

Soberbio Nazaré al natural

- Pamplona. Quinta de la Feria de San Fermín. Se lidiaron toros de Cebada Gago, bien presentados, serios y de bonitas hechuras. El 1º, noble y largo en el viaje, buen toro; como el 4º, repetidor, noble y con largura, de buena nota; el 5º, de media arrancada, vivaz y con buen fondo; 2º y 3º, manejables, sin acabar de emplearse y un punto sosos pero nobles; el 6º, manso y bueno. Lleno en los tendidos. - Francisco Marco, de rioja y oro, pinchazo, estocada buena (vuelta al ruedo); estocada, descabello (oreja).- Morenito de Aranda, de grana y plata, pinchazo, estocada (silencio); pinchazo, pinchazo hondo, media estocada (silencio).- Antonio Nazaré, de blanco y oro, buena estocada (saludos); pinchazo, estocada caída (oreja).

Soberbio Nazaré al natural
Soberbio Nazaré al naturallarazon

Asombroso. Nada más empezar las peñas cambiaron la charanga, ésa que nos acompaña de principio a fin día tras día, por expectantes olés. Uno, dos...¡Y hasta tres! En el ruedo ocurría que Francisco Marco esperaba al primero de la tarde de rodillas en el centro del ruedo. A solas ya. Antes había quitado y habíamos visto cómo Pablo Simón sufrió un golpe fuerte al sacar al toro del caballo. Un atropello. El toro, astifino, bien hecho, imponente, tomó la muleta de Francisco Marco con claridad, con largura en el viaje y nobleza. Toro para estar a gusto. Para recrearse. Marco anduvo con ganas, queriendo y dejó una faena aseada, destemplada en ocasiones y fue efectivo en el último tercio. Una buena estocada, precedida de pinchazo, zanjaba trasteo. Punto pelota. Se le resistió el trofeo. «Fugado» vino a compensarle. Segunda oportunidad. El toro independiente del encierro matinal, tuvo todo para abrir la puerta grande. Boyante el Cebada, embestida eterna, de coser las arrancadas sin moverte del sitio, y noble. Buen toro. Bravo. Se desentendía a veces al final del viaje, pero sin poner problemas. Al contrario. Francisco anduvo afanoso, pero la faena no levantó el vuelo. No a la altura de... Estocadón y premio. La suerte le había mirado de tú a tú, y a la cara.

El nombre de la tarde llegó al final. Antonio Nazaré. Y en mayúsculas debería estar. Como el toreo que cosió en el sexto, mansurrón pero que rompió a bueno en la muleta. Los naturales de Nazaré, mecidos, despacito, muy templados, fueron un deleite, en Pamplona y en la China. Prodigiosa zurda, armonioso toreo sin resguardarse en lo superfluo. Brillante en la distancia, el toque suave, nada brusco, los tiempos y la convicción de ponerse a torear desde ya. Pronto y en la mano. Hondo. Sitio. Corazón. Cortó un trofeo. Pero los argumentos del torero tuvieron mayor recorrido. De fondo y forma. De esencia. A Antonio Nazaré queremos verle más tardes. Por el mismo pitón y con la misma profundidad inundó Nazaré de naturales buenos la faena al tercero, noble, dejándose pero desentendido, sin acabar de humillar.

Cebada Gago echó ayer una corrida seria, muy seria, esto es Pamplona, pero bien hecha, armónica y para hacer el toreo y disfrutar. Encierro noble, fácil, concepto éste difícil de asumir con un toro. Lo entrecomillamos pues. Si buenos fueron primero y cuarto, puntuó también el mansurrón sexto. Y el quinto de media arrancada muy viva además de un bellezón. Enseñaba las palas, reunido y armónico. Serio. Se le intuía al toro faena, mas la de Morenito quedó al final en tierra de nadie. Muletazos sin romper al toro, punto brusco. Poco final. Su primero fue como el de Nazaré, un Cebada que se dejó sin acabar de humillar y con la transmisión justa.

Corrida muy torera de Cebada Gago, que lució divisa negra. El luto ganadero. Y soberbio Nazaré al natural.