Sevilla
Reuniones mejor con langostinos
Mientras 49 prejubilados de Mercasevilla se ven obligados a suscribir préstamos mensuales para cobrar sus nóminas y duermen en tiendas de campaña, algunos de los que llevaron a la empresa a la ruina aún están haciendo la digestión de tanto opíparo festín que se dieron a costa del dinero de otros. La de langostinos de trasmallo y gambas blancas que tiene uno que comerse para llevar los garbanzos a casa, que diría aquél. El recorrido por los mejores restaurantes de Sevilla y Madrid, donde acababan con las provisiones de marisco y foie y vaciaban las bodegas de sus caldos más prestigiosos, estaba siempre «subvencionado» por la tarjeta de crédito de Fernando Mellet, que debía tener la banda magnética gastada de tanto trajín y cuya cuenta no pagaba él, faltaría más. Alega el imputado ex director gerente de Mercasevilla que entre sus compañeros de «fatigas» que hacían de tripas corazón para cambiar el puchero del hogar por almuerzos de 500 euros casi siempre estaban Antonio Rodrigo Torrijos, Alfonso Mir y Gonzalo Crespo, porque eran «comidas de trabajo». Será que la inspiración a esta gente no le venía trabajando, como a Picasso, sino pelando cigalas de tronco, pero ya que los usan tan poco, que ahorren en despachos y salas de reuniones, que está la cosa muy mala. Y si no, que les instalen un ordenador en Becerrita, al lado de «el rincón de Paco Gandía».
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