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De diluvios y bicicletas

La Razón
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El Gobierno es una bicicleta oxidada a la que no merece la pena cambiar de ruedas; basta con ponerle un par de pegotes de silicona para que aguante hasta un hipotético adelanto electoral. Eso es lo que se supone que ha pensado Zapatero con esta crisis de Gobierno sobrevenida por el nuevo papel de Rubalcaba. Sin embargo, y teniendo en cuenta que la calamidad monclovita lleva media legislatura tomando decisiones al borde del abismo y empujado por las circunstancias, no apostaría nada serio a que esta vez actuará con sensatez motu proprio. Si bien es cierto que los que han dedicado a la economía algo más de dos tardes apuntan a que hoy cualquier anuncio de cambio –elecciones anticipadas, por ejemplo– agudizaría puntualmente la escalada de una prima de riesgo que ya está que se sale, no lo es menos que, pasado el revuelo inicial y una vez que Europa analizara el recorte radical de gastos que el PP está abordando en sus administraciones, ese anuncio contribuiría a generar la confianza que tanto necesitamos; pero eso da lo mismo. La experiencia nos dice que visión de futuro y Zapatero son términos antagónicos, y que muy probablemente se agarrará a la primera parte del argumento, al de la desestabilización momentánea, para seguir intentando llegar a meta con la bici oxidada. Podemos interpretar el parcheado como queramos, pero no hay ninguna garantía de que Zapatero haya dejado de pensar en que detrás de él, el diluvio, y en que si le pilla a Rajoy en el puente mando, mejor que mejor. Si para ello tiene que esperar hasta marzo, esperará.