Deportes

Las atletas españolas por Paloma Pedrero

La Razón
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Recibo este mensaje de un amigo: «Los Juegos Olímpicos han revelado nuestra mediocridad en los deportes, y las mujeres, atletas brillantes y desconocidas, nos han librado de la vergüenza y nos han dado unas dignísimas medallas, con una actitud modélica de humildad, elegancia y brillantez. Mucho delirio con «La Roja» y al final se ha demostrado que el resto del deporte nacional es lo de siempre». Yo apenas sigo los Juegos. La brutal competitividad de la mayoría me altera los nervios. Ahora bien, es revelador que nuestras grandes cadenas de televisión dediquen tanto tiempo sólo a ciertos deportes, todos ellos masculinos. Véanse los eternos e intensamente mostrados: fútbol masculino, tenis masculino, fórmula uno masculina, ciclismo masculino, motos masculinas… Conocemos a los futbolistas como si fueran nuestros primos, también a las estrellas de los otros deportes nombrados. ¿Y ellas? ¿No tienen equipos de fútbol, baloncesto, carreras de coches...? Sí, claro que sí, pero también tienen obstáculos enormes para poder llegar a las cumbres deportivas. Y es seguro que los que deberían resolverlo carecen de voluntad.
El mundo está hecho a imagen y semejanza de los hombres, de su cerebro, de su influencia, de sus gustos. La mayoría de ellos gozan locamente viendo a sus congéneres lograr gestas. No les pasa lo mismo viendo a las féminas, ni siquiera cuando el deporte es belleza pura, como nos han demostrado nuestras nadadoras de sincronizada. Luego dicen las encuestas que la mayoría de los niños quieren ser futbolistas. Las niñas, en cambio, quieren ser profesoras. Como puede observarse, a ellas no les gusta el fútbol. Pero, qué más da. Mientras el mundo siga diseñado por cerebros masculinos, la fuerza tendrá un lugar privilegiado en nuestra vida.