«Nos hemos criado con leche americana»

- ¿Qué significa para el pueblo que se acoja de manera permanente a cuatro destructores de la Armada de EE UU?
-Esperamos que signifique volver a vivir el movimiento socioeconómico que tuvimos en los mejores momentos de la Base Naval. Esto va a ser un revulsivo para el pueblo, pero realmente no sabemos muy bien las dimensiones económicas y laborales que pueda tener. Ahora, lo que necesitamos es información real, datos que nos permitan prepararnos para la avalancha de gente que vaya a venir.

-¿Le han informado sobre el número de militares que llegarán?
-El Gobierno dice que vendrán 1.100 militares, pero no sabemos si las familias norteamericanas que lleguen vivirán dentro o fuera de la base. Esto es una diferencia muy grande ya que si viven fuera se reactivarían muchos sectores, el alquiler de viviendas, los servicios, los puestos de trabajo directo, el taxi… Voy a darle un dato: En la buena época nosotros teníamos 76 taxis para una población de 25.000 habitantes. Ahora, tenemos 29.000 y hay 45 taxis. La pregunta es: ¿esto volverá a ser como antes?

- Decía que se han enterado tarde, pero supungo que ustedes se darían cuenta de que había movimiento.
-La noticia no nos ha cogido por sorpresa. A lo mejor la decisión la han tomado en los últimos días, pero las inversiones empezaron en el año 2000. Los roteños hemos sido testigos mudos de todo el movimiento que ha habido dentro de la base naval. Una base que estaba en decadencia y hemos visto cómo empezaban a remodelar y ampliar las pistas de aterrizaje, comenzaban con la construcción de un nuevo muelle, han hecho un supermercado de casi 14.000 metros cuadrados… Eso no se hace para 1.800 militares que es lo que hay ahora mismo.

-Hagamos historia. ¿El americano hacía vida en el pueblo o se encerraba detrás de los muros?
-Los buenos momentos de Rota fueron cuando había un número importante de norteamericanos. De hecho, la segunda vivienda de Rota no estaba enfocada al turismo de nuestras playas, sino para los americanos. lo que pasa es que hemos tenido que transformarnos y reciclarnos. Todos hacían vida y se dejaban dinero en la localidad.

-¿El americano que viene es permeable o sigue con su hamburguesa y su refresco de cola?
-Muy permeable. De hecho, les encanta una cerveza con una tapa –¡¿a quién no le gusta eso?!–, sobre todo con la calidez con la que se les trata y porque llevamos cincuenta años conviviendo con ellos.

-¿Eso les hace diferentes al resto de localidades cercanas?
-Sí. Aquí somos más cosmopolitas. Nosotros nos hemos criado con la leche americana de sabor a vainilla, tuvimos los pañales de celulosa antes que nadie, las neveras, los potitos de banana… Esas cosas nos han marcado, como es lógico.