Bilbao
De Pablo toma el Real
Homenaje a Luis de PabloL. de Pablo: «Natura», «Concierto nº 2 "per a Mompou"», «Passio». Piano: Horacio Lavandera. Cantantes: Borja Quizá (barítono), Roberto Balcono (contratenor). Coro Intermezzo y Orq. Sinfónica de Madrid. Director: Alejo Pérez. Teatro Real. Madrid, 3-VI-2011.
Justa y acertada sesión de homenaje a un grande de la creación actual, Luis de Pablo (Bilbao, 1930). El concierto se abrió con una «Laudatio», como él mismo la definió, de Mauricio Sotelo, que estuvo contenido, preciso y acertado en sus palabras de ofrenda. Complemento a las mismas era el retrato del compositor brindado por Álvaro Guibert en el programa de mano. Fallo incomprensible en dicho opúsculo: no había referencia alguna a las piezas que se interpretaban, dos de las cuales eran probable estreno en España. Menos mal que Sotelo, en su excelente introducción, brindó datos y fechas de las obras programadas.
Dedicado a Mompou
«Natura», estrenada por la Orquesta de París y Josep Pons en el Festival de Granada de 2006, es página de trazo detallista y fuerte sonoridad. En el «Concierto per a Mompou», escrito en 1979, con el dedicatario todavía entre nosotros –Federico Mompou falleció en 1987, a los 94 años–, De Pablo establece una curiosa dualidad: en los cuatro movimientos rápidos es él quien habla, en tanto que el tiempo lento central, incluso en la misma escritura pianística, su voz se hace la de Mompou, en un tránsito de especial intimismo. Horacio Lavandera tradujo la dificilísima parte solista con la mayor naturalidad. «Passio» nos acerca a lo mejor del De Pablo más reciente, y tiene no pocos puntos de connivencia con una obra previa de 2003, «Los novísimos», cuyos descarnados textos se avecindan con los de Primo Levi que propone la obra actual. Estrenada en Turín por Giandrea Nosseda, «Passio» sólo en contados pasajes emplea su nada parva dotación orquestal: en el «Canto de los muertos en vano», el coro desgrana su tétrico e irónico discurso sólo con el viento, madera y metal, y la percusión, en tanto que en «La mosca» el ejercicio satírico se reduce hasta el canto del contratenor y el, a veces onomatopéyico, susurrado-zumbido de dos violines.
«Anunciación» es el episodio cristiano del revés, el anuncio del que «evangelizará con la blasfemia y la horca» proclamado/gritado por el barítono. Borja Quizá estuvo valentísimo y transgresor en esta secuencia, como Roberto Balconi brillante y sarcástico en «La mosca». En esta página y en todo el concierto exhibió técnica infalible el violinista Felipe Rodríguez, y Roberto Muñoz le secundó en el cometido díptero de referencia.
La Sinfónica de Madrid, el mayor activo del Teatro Real, volvió a hacer gala de su ductilidad a las órdenes del bonaerense Alejo Pérez, que ya ha pasado varias complejas reválidas en el local, y el Coro Intermezzo demostró llevar el programa bien trabajado.
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