Objetivo Moncloa

CÓRDOBA- Y la última batalla la librará prácticamente con el mismo equipo y con el mismo guión de otras convocatorias electorales que se han celebrado en esta Legislatura, las más recientes las autonómicas y municipales. «Si ya tenemos probado que funciona, para qué vamos a cambiar», sostienen en Génova.

El candidato popular sale de una posición inmejorable, ni en sus mejores sueños se hubiera imaginado hace un par de años que esta campaña la afrontaría desde donde está: con las encuestas ajenas y propias dándole la mayoría absoluta, con el partido unificado y en calma, y con total libertad para decidir sobre su estrategia, su equipo y su discurso. Los «obstáculos» no están en el camino hasta el 20-N –subrayan en Génova–, «sino en lo que habrá que gestionar después de las elecciones». «El reto no es ganar, el reto es gobernar», describe, gráficamente, un miembro del Comité de Dirección, resumiendo el sentir en las filas populares.

Para el viaje que le queda hasta la cita con las urnas Rajoy se apoyará en su día a día en un reducido grupo de personas, en el que están, entre otros, la responsable de Comunicación del partido, Carmen Martínez Castro, que le acompañará en casi todos sus desplazamientos; su Gabinete, dividido en dos áreas de las que se encargan Jorge Moragas y Alfonso de Senillosa, y que, entre otras tantas funciones, le proporcionan los dossieres en los que sustenta sus intervenciones diarias; Pedro Arriola, el sociólogo y gurú demoscópico; la «infantería» del área de Organización de Génova; y Valle Ordóñez, responsable de Protocolo. Ya en clave más de partido, entre sus «costaleros» están Soraya Sáenz de Santamaría; Javier Arenas; o la directora de campaña, Ana Mato.

Rajoy inicia la carrera con una ventaja demoscópica que de partida parece inalcanzable para su adversario político. Pero esta campaña también se diferencia de las anteriores en que las dimensiones del problema que tendrá que gestionar quien llegue a La Moncloa tampoco tiene precedentes: ni la situación del 96 es comparable. Los más próximos a Rajoy coinciden en señalar que él es muy consciente de lo que se le viene encima, y que eso explica cuáles son los ejes de su estrategia. Por ejemplo, su demanda de un Gobierno «fuerte» que le permita defender sus reformas dentro y fuera de España.

El reto que se ha marcado el PP es ligar «cambio y empleo» porque están convencidos de que de esa ecuación dependerá el alcance de la mayoría que salga de las urnas. También creen que el PSOE, «que se siente ya derrotado», va a intentar que dé la impresión de que el «cara a cara» del lunes puede decantarlo todo, y por eso Rajoy se lo está preparando concienzudamente, hasta el punto de dedicar su agenda de este fin de semana a armarse de datos y argumentos. Ahora bien, en esta ocasión, a diferencia de 2008, el clima de opinión está tan desequilibrado que en Génova descartan que el debate vaya a ser un punto de inflexión de la campaña. Hoy sale el CIS, del que el PP espera que su «cocina» rebaje la diferencia «real» que a día de hoy le sacan al PSOE. Ellos han dividido en dos su mapa electoral: Cataluña y Andalucía, donde prevén que el vuelco sea mucho más desproporcionado a favor suyo; y el resto del territorio, donde también confían en subir (en Aragón, Galicia...), pero de manera más proporcionada.

La frase:
«Y de los asesinos de ETA, ¿qué?»
Mariano Rajoy fue ayer interpelado por un espontáneo durante el mitin de Córdoba. El lídel del PP fue claro: «Ley y Estado de Derecho», respondió.
 

EN LA MALETA

Zapatillas
Rajoy se ha habituado a hacer ejercicio a diario y le gusta darse largas caminatas
Ipad
También se ha puesto al día en informática. Ya no puede vivir sin su «tableta», en la que lleva todos los datos de la campaña
Papeles
Lleva los «dossieres» que le elabora su Gabinete con las claves de la ciudad que visita.