Jubilación
«Pa ti no estoy»
Una de cal y otra de arena nos ha dado el Atlético de mi tío Eduardo. Y yo, madridista, me alegro de la buena por esa extraordinaria afición que ya se merecía una alegría. Y, una vez pasada la resaca, el tema estrella es la rebaja del sueldo de los funcionarios, a los que citó el presidente del Gobierno como muestra principal de las medidas ejemplares (ejemplarizantes, dirían los esnobs) que por fin va a tomar el Gobierno para empezar a combatir la crisis que nunca existió. Parece evidente que los funcionarios somos una especie privilegiada a la que se nos regaló nuestra condición tras pasar noches preparando la oposición (el que suscribe ya casado y con hija), en tanto que el resto de los trabajadores de este país dedicaba esas horas infinitas a dormir o a divertirse. Cuando llegaron los años de la abundancia, los funcionarios éramos unos «pringados»; cuando llegan los de la escasez, más de lo mismo. Y conste que no me opongo a arrimar el hombro para combatir la crisis, pero que conmigo no cuenten los sindicatos mayoritarios, ni para hacer una huelga general, ni para manifestaciones: «Pa ti no estoy», que diría Rosana.Otra forma de ahorrar Me parecería un detalle que sus dirigentes renunciaran a las subvenciones del Gobierno y vivieran de sus afiliados. Con una casilla en el IRPF, como la Iglesia. Y, así, con el enorme ahorro que esto supone, sólo habría que eliminar: asesores; cargos innecesarios; ministerios cuya «igual-da» da igual; organismos fantasmas de todas las administraciones; rebajar el sueldo de los políticos; y dejar sus pensiones como las del resto de los españoles. Y, a lo mejor, hasta no haría falta fastidiar al colectivo que mejores trabajadores da a la sociedad.
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