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Ramón Langa: «Me gustaría morder en el cuello a Inés Sastre»
Profesión: actor. Nació: en 1959, en Madrid. Por qué está aquí: es el conde Drácula en el «Drácula» que estrena el Teatro Marquina.
–¿Será un conde Drácula irónico, refinado, bestial...?
–Misterioso y muy caballero. Un gran seductor que se convierte en un gran animal, como casi todos los grandes seductores.
–Una función de mucho miedo...
–Sí, y de muchas apariciones y desapariciones que ha creado el mago Yunke. Lo que más me ha costado es convertirme en murciélago.
–Sinceramente, ¿le gustaría ser vampiro?
–Hombre, hoy por hoy, no.
–Mire cuántas ventajas: es inmortal, sale todas las noches, muerde a las más bellas mujeres en el cuello...
–Ya, y no tiene que gastar ni un euro en comida. Aunque me gusta mucho la noche y alguna bajada a los infiernos, no me gustaría ser vampiro.
–No me diga que si ve sangre se marea...
–No, pero es una vida muy solitaria y a mí me gusta dormir en una cama grande y a ser posible acompañado, no en un ataúd.
–De cualquier forma, ¿a quién le gustaría morder en el cuello?
–A Inés Sastre, por ejemplo.
–El mito de Drácula tiene fuertes connotaciones sexuales...
–Está diseñado así por su creador. Es un seductor que trabaja mucho el misterio.
–Y a ellas les va más el misterio que a nosotros, ¿no?
–Sí, porque son más misteriosas que nosotros. Una condesa Drácula sería mucho más peligrosa que el conde Drácula.
–Pero, ¿por qué cree que les gusta tanto a las mujeres el señor conde?
–Porque les muerde en el cuello; es una mezcla de dolor y placer que debe resultar explosiva. Y además, de paso las hace inmortales.
–¿Ha pensado si tiene algo de vampiro?
–Yo sólo absorbo la atención del público. Tengo más de escapista. En las relaciones, yo me escapo mucho. No atosigo a la mujer.
–¿Quiénes son los vampiros de hoy?
–El dinero es el gran vampiro. Y nos dejamos esclavizar por él.
–En fin, señor conde. ¿Todavía se ve en los espejos?
–Cada vez menos. Hay mañanas que es mejor no verse nada.
–No estará ya a dieta de sangrecilla...
–No, pero me gustan mucho los «bloody marys».
–Cuidado con la sopa de ajo.
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