Tenis
El otro clásico
Nadal se encontrará con Federer (18:30) en su primera final de la Copa Masters. Superó a Murray en uno de los mejores partidos del año
¿Puede parar alguien a Rafa Nadal? Era la pregunta con la que abría su página web la ATP minutos después de que el número uno del mundo alcanzara por primera vez en su carrera la final del Torneo de Maestros. La respuesta llegó casi cinco horas después. El único capacitado para que Rafa no siga aumentando su leyenda es Roger Federer. Andy Murray estuvo cerca de derribarle, pero se estrelló en el «tie-break» del tercer set. El modo en que el español alcanzó el partido decisivo del último torneo de la temporada fue un homenaje a un año excepcional. Tres «Grand Slams», todos los Masters Series sobre tierra batida, un balance de 71 victorias y sólo nueve derrotas, número uno del mundo con una diferencia más que notable... El último capítulo del año será ante el suizo. El colofón soñado. Federer derrotó a Djokovic (6-1 y 6-4) sin demasiados problemas. Será un reencuentro del clásico que este año sólo ha tenido un capítulo. Fue en la final del Masters de Madrid. En primavera y en tierra batida, Nadal ganó en dos sets (6-4 y 7-6). Demasiado lejano, nada que ver con lo que sucederá hoy.
«Estoy muy cansado», confesó Nadal tras lograr otra victoria con mayúsculas. «La experiencia me dice que no me levantaré en perfectas condiciones, tengo la pierna derecha bastante agarrotada», fueron las sensaciones del número uno antes de reencontrarse con su antecesor. Será el vigésimo primer capítulo de una serie que es favorable a Rafa por 14-7 y que está equilibrada (3-3) en pista dura, la superficie instalada en el majestuoso O2.
Nadal y Murray protagonizaron uno de esos partidos que, si es posible, revalorizan un poco más la increíble trayectoria de Rafa. Tres sets, dos desempates, más de tres horas intercambiando golpes, 17.000 personas animando a Murray... Y todo ello sobre pista dura, la superficie en la que el británico siente que puede ganar a Nadal. Pero es que cuando mayor es el premio, más consistente se muestra el líder de la ATP. Por eso su reflexión a pie de pista cuando acabó el partido y después de desprenderse de una cinta que acabó más descolocada que de costumbre, fue el mejor resumen de los sucedido: «Es la superficie más complicada para mí y creo que he estado al mejor nivel que he jugado nunca en este tipo de pista. Pase lo que pase en la final me marcho muy satisfecho».
El propio Murray dibujó la dimensión del partido. «Creo que no he tenido un mal juego, quizá un par de puntos en todo el partido, pero por este tipo de partidos son por los que juego al tenis», aseguró. En el primer set nadie ofreció un resquicio. La fiabilidad del servicio fue total. El escocés rondaba los 220 kilómetros por hora y con su primer saque se apuntó más del noventa por ciento de los puntos. Rafa no se quedó atrás. Su servicio no hace tanto ruido, pero es igual de eficaz. Como nadie fallaba hubo que recurrir al primer desempate. Después de un intercambio de 36 golpes en el mismo punto, Murray ofreció una fisura. Es la diferencia con Nadal. Su cabeza no entiende de ausencias. Un despiste es un punto, en el arranque del set y en el «tiebreak». Por eso en su primera oportunidad tomó el mando. Murray raramente desconecta. Nadal reconoció luego que afrontó «cansado» el segundo set y eso le supuso ceder su saque en el séptimo juego y perder el set.
Se trataba de rearmarse y eso Nadal también lo hace como nadie. Eso deparó que llegaran las alternativas y un «tie-break» que Murray arrancó con un amenazante 0-3, pero Rafa hizo otro ejercicio de supervivencia.
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