Bruselas

Aprueban una etiqueta obligatoria de grasas y azúcares en los alimentos

El pleno del Parlamento Europeo (PE) ha aprobado imponer, en la parte frontal de los alimentos envasados, un etiquetado obligatorio que indique su contenido exacto de grasas, azúcares, sales e hidratos de carbono. La Eurocámara ha respaldado una nueva normativa que obligue a expresar en la etiqueta de los productos su proporción en ciertos nutrientes, entre los que también se incluirán las proteínas, la fibra y las «grasas trans». El proyecto ha sido respaldado por el PE en una primera lectura, pues debe ser consensuado con el Consejo de Ministros de la UE para que salga adelante, lo que por lo menos no se producirá hasta 2011; una vez aprobado las empresas tendrán entre tres y cinco años para aplicarlo. El PE ha aprobado un informe redactado por la alemana Renate Sommer (Partido Popular Europeo, PPE) acerca de la propuesta de Bruselas, que tiene como fin establecer normas más claras en el etiquetado de los productos agroalimentarios. La principal novedad del dictamen del PE es la imposición de esa mención sobre el contenido en grasas, azúcares o sales, pues en la actualidad los envases de los alimentos deben indicarlo solamente si adjuntan ciertos eslóganes alusivos a la salud como «bajo en calorías»; en el resto de los casos es voluntario. Esta propuesta ha sido presentada por los socialistas, Los Verdes e Izquierda Unitaria Europea (IUU), según explicó la ponente en rueda de prensa. Asimismo, la Eurocámara ha aprobado la obligación de declarar los valores nutricionales por cada 100 gramos ó mililitros. El PE ha propuesto criterios para facilitar la lectura de la etiqueta, como el tamaño de fuente fijo, el tipo de letra o el contraste entre el texto y el fondo. Por el contrario, el pleno ha rechazado enmiendas a favor de implantar un «semáforo» para las comidas preparadas, cuyo color sería rojo, ámbar y verde según su contenido alto, medio o bajo de sal, azúcar y grasa. Por otra parte, el PE se ha opuesto a un etiquetado del país de origen para alimentos como los avícolas, las verduras o la carne y el pescado como ingrediente de comidas preparadas, pero ha pedido a Bruselas un estudio de impacto sobre ese requisito. La Eurocámara ha defendido que la carne procedente de degüello sin aturdimiento (práctica realizada en algunas tradiciones religiosas) sea etiquetada como tal. El PE ha propuesto que las bebidas alcohólicas sean excluidas de la normativa, pues ya tienen leyes específicas, si bien para los refrescos con alcohol destinados a los jóvenes los eurodiputados están a favor de una lista obligatoria de ingredientes. La normativa deberá ser examinada por el Consejo de la UE y una vez aprobada, las empresas tendrían tres años para aplicar las nuevas reglas, un plazo que se ampliaría a cinco años para las sociedades con menos de cien empleados y una facturación inferior a los cinco millones. El eurodiputado español Andrés Perelló (PSOE) ha defendido, en un comunicado, que las etiquetas informen sólo de los datos más importantes relacionados con la salud pues «no podemos imponerle al consumidor que cada vez que vaya al supermercado se enfrente al Código da Vinci».