Izquierda abertzale

Amistades peligrosas

La Razón
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Sembrar confusión sobre las movilizaciones sociales, derechos de manifestación y libertad de expresión, es algo típico del llamado «brazo político» de ETA. No ha cuajado esta vez ante la Justicia, que ha frenado en seco los ímpetus de Eusko Alkartasuna y Aralar. Dos formaciones, en teoría, moderadas dentro de la izquierda abertzale, pero que no dudan en echarse al monte cuando la situación lo requiere. Es decir, salir a la calle y secundar al mundo de Batasuna. Es un juego de amistades peligrosas, como dice el parlamentario vasco del PP, Leopoldo Barreda.
Sin una nueva marca blanca electoral la banda tiene muy difícil cruzar las barreras legales que el Gobierno, los partidos democráticos y los jueces han establecido. Para resucitar un nuevo proceso de paz es imprescindible dejar las armas, convencer al núcleo duro de ETA. El control del poder local y municipal es necesario para llenar las arcas y recuperar escenario político. La infiltración de «comisarios» en feudos gobernados por EA es el siguiente objetivo.
El último comunicado de los terroristas no era el esperado. Pero la respuesta unánime de todas las formaciones democráticas es un buen síntoma. ETA necesita sacar pecho, ponerlo difícil, mientras su entorno político empieza a escenificar una cierta lejanía de la violencia. Es la estrategia de burlar la ley de partidos para volver a las instituciones. Y ya no hay salida: O abandono total de las armas o fraude tras unas nuevas siglas.