Afganistán

Una guerra perdida

La Razón
La RazónLa Razón

La de Afganistán es una guerra perdida amén de peligrosa. Hay allí casi 70.000 soldados de 42 países bajo mando de la OTAN. Para Estados Unidos es ya el conflicto bélico más largo de su historia. Obama dice claro siempre que puede que «estamos en guerra en Afganistán». Aquí Zapatero se anda con más remilgos y emplea una terminología confusa. Sostiene que las tropas españolas no están en guerra. La verdad es que para no ser una guerra llevamos demasiados muertos. Nos sacó de Irak porque aquello sí que era un conflicto bélico, y nos mantiene en Afganistán, donde llevamos tres veces más muertos que en Irak. Algo que no se entiende lo más mínimo.

La verdad es que estamos en Afganistán por solidaridad con el mundo occidental, del que formamos parte. Las torres gemelas fueron atacadas por gente que planificó el atentado desde suelo afgano. Hicimos bien en participar en la misión de derrocar al régimen talibán, y hacemos bien en permanecer allí con los demás aliados. Si nos retirásemos por nuestra cuenta y por la puerta de atrás, como hicimos en Irak, seríamos tildados de insolidarios con razón. Por eso no podemos ni debemos irnos en la medida en que allí sigan los demás.

Cosa diferente son los errores cometidos en este conflicto, que no son pocos. La guerra se ganó rápido pero se está perdiendo en el largo plazo. El derrocamiento de régimen talibán se hizo con eficacia y sólo falló la operación de captura de Ben Laden, que sigue desaparecido. Se hizo bien la primera parte de la tarea y se olvidó pronto lo demás. Que era probablemente lo más importante. Porque no se trataba sólo de derrocar a los talibán. Había que derrocarlos y construir un nuevo país. Lo más importante de todo era demostrar a los afganos que quienes llegaban vestidos de uniforme eran amigos y los iban a ayudar a hacer viviendas, escuelas, centros sanitarios, carreteras y ciudades nuevas, dado que las que tenían fueron destruidas. Aquí estuvo el error principal. Se olvidaron pronto de las promesas y americanos y restantes aliados se limitaron a recluirse en cuarteles y a patrullar ciudades con sus carros blindados. Eso les acabó generando antipatía en una población necesitada de ayuda civil más que de control militar.

Para colmo, y como colofón a lo anterior, los Estados Unidos decidieron abrir un nuevo e innecesario frente militar desencadenando una guerra injustificada en Irak. Eso implicó trasladar masivamente los recursos al nuevo frente militar, al tiempo que se dejaba desprotegido Afganistán. Poco a poco los talibán fueron recuperando posiciones y haciéndose fuertes, hasta el punto de que ha sido necesario aumentar en varias ocasiones el número de soldados allí desplegados.

La situación hoy no es nada victoriosa. Obama ha puesto fecha a la retirada de sus tropas y eso ha recrudecido los ataques de la insurgencia. Un nuevo error que se suma a los anteriores. Si se pone fecha a una salida, inmediatamente los enemigos empiezan a tomar posiciones para ocupar el sitio que dejan los que se van. Está sucediendo de hecho en Irak, y puede ocurrir igual en Afganistán. El resultado visible es que después de tantos años de invasión e inversión en dinero y sacrificio de bajas, el escenario más probable de cara al futuro es el de la guerra civil. Todo un logro.