Galicia

Rotundo respaldo a Rajoy

La Razón
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 Los resultados electorales de Galicia suponen un claro respaldo al Gobierno de Mariano Rajoy y, por el contrario, un fuerte varapalo para el PSOE de Pérez Rubalcaba, cuyo liderazgo sufre también una severa derrota en el País Vasco. Más allá del ámbito autonómico, la victoria rotunda de Núñez Feijóo, que ha reforzado aún más su mayoría absoluta en el Parlamento gallego, es también un refrendo a las políticas de Rajoy, justo en el momento de mayor acoso y hostigamiento por parte de toda la izquierda. No en vano los dirigentes socialistas habían planteado estos comicios como una moción de censura contra el Gobierno del PP, estrategia a la que se sumaron UGT y CC OO con la convocatoria, el pasado miércoles, de una huelga general. Si entre todos lograban derrotar al candidato popular, justificarían su boicot permanente a las reformas y sus protestas callejeras casi diarias. En consecuencia, el éxito electoral de Rajoy es el fracaso de Rubalcaba y de los sindicalistas Méndez y Toxo. Los tres deberían, por respeto a las urnas y por ética democrática, desconvocar el paro del día 14 de noviembre y revocar su petición de un referéndum sobre las reformas realizadas por el Gobierno. Frente a sus intentos de deslegitimar la mayoría absoluta del PP en el Congreso, otorgada por los votantes no hace ni siquiera un año, los ciudadanos gallegos han replicado claramente que confían en las medidas de Mariano Rajoy y que rechazan la demagogia de una izquierda política y sindical que es la responsable, en gran medida, de la ruinosa situación económica. Además, el veredicto de las urnas, máxima expresión de la voluntad democrática, permite colocar en su sitio exacto el confuso ruido de la calle, por más que el PSOE, los sindicatos y la izquierda radical lo hayan reivindicado como la verdadera voz del pueblo. Todos ellos deberían extraer las adecuadas conclusiones y abandonar sus estrategias de frentismo radical, pues lo que está pidiendo el ciudadano es trabajar juntos para salir de la crisis y no ponerle palos en las ruedas al Gobierno de la nación. Por si los resultados de las gallegas no les resultan bastante elocuentes, los dirigentes socialistas también deben tomar nota de las vascas. El derrumbe del PSE es también el de Rubalcaba. Ahora se demuestra que Patxi López, además de ser desleal con el partido que le sostuvo en Ajuria Enea, tampoco obtuvo rédito alguno de su rebelión contra las reformas de Rajoy. En suma, el secretario general socialista, Pérez Rubalcaba, no debería echar en saco roto las lecciones que los ciudadanos le dieron ayer tanto en Galicia, apoyando masivamente a Rajoy, como en el País Vasco, donde el hundimiento de su partido ha alcanzado cotas inéditas. Es la consecuencia de una política partidista más preocupada por los intereses particulares que por los de toda la nación.