Estreno

Crítica de cine/«Robin Hood príncipe de los ladrones»: Dónde he puesto la flecha

«Robin Hood, príncipe de los ladrones»: ¿Dónde he puesto la flecha?
«Robin Hood, príncipe de los ladrones»: ¿Dónde he puesto la flecha?larazon

Director: Ridley Scott. Intérpretes: Russell Crowe, Cate Blanchett, Max von Sydow, William Hurt y Mark Strong. Guión: Brian Helgeland. Duración: 140 min. EE UU/GB, 10. Aventuras/acción.

Durante los últimos años, la carrera del otrora respetable Ridley Scott («Alien», «Blade Runner», «Thelma y Louise», parece que hablemos de otro señor...) comenzaba de manera inexplicable a tocar fondo con un puñado de títulos insípidos y aparatosos con los que intentaba seguir enganchando al público, al que siempre trajo encandilado perdido. Y la mayoría de los palos genéricos tocó inútilmente, porque el británico había perdido la gracia, que se tiene o no. Apenas se salvaron de la quema «American Gangster» y, claro, «Gladiator», una sobredimensionada revisitación del «peplum» que le valió los parabienes del público y un puñado de Oscar. Quizá por ello, el septuagenario Scott, que a estas alturas de su vida debe andar ya para pocos sobresaltos, decidió comandar una película sobre el hoy un poco denostado Hood, de nuevo con Crowe como actor talismán, en una especie de «remake» a lo medioevo de «Gladiator». Efectista y efectiva, todo es a lo grande en esta superproducción estadounidense por los cuatro costados: la banda sonora, los escenarios, la ambientación, un final que parece calcar el arranque de «Salvar al soldado Ryan»... En el fondo, un rábano parece importarle a Scott que el protagonista se trate de un gigantesco «macguffin», un pretexto para desarrollar el poderoso armamento hollywoodiense, un hombre cuya vida, si existió, todavía permanece entre luces y sombras, por mucho que Crowe (quien suele encarar estos trabajos con cara de cemento armado) insista en que el filme muestra por vez primera (Ni Flynn, ni Costner, ni nadie....) las auténticas motivaciones del arquero, que en manos de Scott apenas toca una flecha, por cierto. El que, dicen, robaba a los ricos para dárselo a los pobres en la Inglaterra del siglo XIII, con Ricardo Corazón de León de cuerpo presente y los franceses haciendo maldades a malsalva. Qué alegría contar, al menos, con la presencia de la notable Cate Blanchett, la única, qué paradójico, capaz de hacer creíble cualquier papel aunque parezca siempre a punto de desvanecerse. Como el Hood de Scott en los brumosos bosques de Sherwood.