Donatello

El candidato socialista a la Alcaldía de Sevilla, Juan Espadas, quiere derrotar a la derecha «radical». Así lo afirmó el sábado justo antes de que avalase su candidatura José Luis Rodríguez Zapatero, quien, según el diario El País, perdería hoy las elecciones por catorce puntos. Mal avalista pues parece haber buscado Espadas para frenar a esos conservadores ultramontanos de los que por otra parte tampoco ha aclarado mucho. ¿Quiénes son, los que ensayan trompetas y tambores en la Banda de la Humildad de Pino Montano o está previniendo contra el Opus del Instituto San Telmo del que fue brillante alumno? Debería ser más explícito porque lo que ya sabíamos es que al alcaldable socialista lo que no le gustan son los «radicales» de izquierda como Carlos Vázquez, mitad piquete y mitad concejal. Ahora bien, si Franco organizó una cruzada con moros, ¿por qué el Espadas más limpio del PSOE no va a poder apoyarse en unos «radicales» contra otros? En realidad, analizando el mitin del muelle de las Delicias, uno piensa lo que el crítico Vauxcelles en el Salón de Otoño de Paris de 1905 al ver una escultura clásica en medio de las pinturas de Matisse: «¡pero si es Donatello entre las fieras!». Porque el ex consejero de Vivienda, acostumbrado a ordenar intereses y territorios, posee más perfil técnico que color político y su mesura y su figura misma recuerdan más al Renacimiento que a la Sevilla barroca. Y obviamente le acechan las fieras de la crisis, los radicales reales, sus radicales imaginarios, un partido dividido en caída libre, Zoido en los barrios, el recorte de sueldos públicos, los funcionarios descontentos y la doble presión sobre la capital andaluza de dos citas electorales en menos de un año. La Historia enseña que al final los fauvistas llegaron a tener la misma consideración que los clásicos, pero cada cual en su estilo y en su momento. Y Espadas, que no es ningún fiera y se equivocaría fingiéndolo, necesitará más tiempo para ser un buen candidato. Tal vez a la Presidencia de la Junta en 2016.