Andalucía
El nuevo Mesías de la copla por Enrique Miguel RODRÍGUEZ
«Se llama copla» es un programa musical que lleva cinco ediciones batiendo récords de audiencia, demostrando que los tópicos casi siempre responden a una realidad. Por este concurso han pasado cientos de participantes, muchos de ellos verdaderamente notables, demostración de que ese pretendido tópico para algunos de que el arte está agazapado en muchos patios de cualquier pueblo de Andalucía es una realidad. El primer año de este concurso lo ganó una cantaora de raza (cuanto digo cantaora recojo la tesis de Rocío Jurado, que mantenía que en esto de la copla había tonadilleras y cantaoras) llamada Joana Jiménez, hoy convertida en figura del género. Joana ya tenía un oficio aprendido en años de trabajo por el mundo. Como además atesoraba duendes de arte, su triunfo fue lógico. A esta quinta edición llegó un gitanito de La Línea de la Concepción, baluarte indiscutible del género, tímido, sin conocimientos de ningún tipo, sin haber cantado jamás en ninguna orquesta. Desde el primer día se vio que estaba poseído por los dioses del cante. Nueve meses de concurso le han procurado algo tan importante como oficio y conocimientos para saber conducir su portentosa voz a terrenos a los que solo llegan los más grandes. Trabajador infatigable, de una modestia que no se lleva, es la demostración de que el arte con estudio y con trabajo se potencia al infinito. Pive Amador, el productor y alma del programa, durante estos nueve meses ha llorado; se ha levantado para aplaudir frenéticamente a Jonathan Santiago contraviniendo sus deberes como jurado; lo ha bautizado como el nuevo mesías de la copla. Hilario López Millán, otra enciclopedia andante del género, ha demostrado el mismo entusiasmo que Pive. Ha declarado que nunca en sus muchos años ha visto a nadie cantar como al gitanito de La Línea. Yo también lo proclamo, como devoto del género, Jonathan Santiago es verdaderamente el mesías de la copla.
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