Escritores
508 días después
Primero no encuentra el mechero y ahora no enciende el camping gas. Hay poca luz, pero no es eso, «se debe estar acabando la bombona». No son las ocho de la mañana y Juana ya está funcionando. Lo primero que hace al levantarse es poner la cafetera y encender la tele. Rutinas cotidianas si no fuera porque la escena transcurre en una caseta hecha a mano que ocupa 15 metros cuadrados de un lateral de la plaza de Jacinto Benavente, a las puertas del Ministerio de Justicia
Entre lona, plásticos y madera, vive el drama de la familia Meño. Aquí se instalaron el verano del año pasado Juana Ortega, Antonio Meño y su hijo Antonio, en coma desde hace 21 años por una presunta negligencia médica. La crudeza de su historia ya ha sido retratada estos días por todos los medios de comunicación. Pero si ya es duro vivir con una tragedia así a las espaldas, hacerlo soportando frío y calor, depender de los demás para lavar la ropa o acercarse a coger un par de calderos de agua caliente a los baños del Ministerio para asear su hijo –ironías de la vida– , es una labor encomiable. Juana es, sin duda, el pilar más importante de esta «caseta». La «primera piedra» la puso el 17 de junio de 2009. Ese día se plantó allí «con la silla de ruedas y un quitasol». Ya van 508 días y esperan no sumar muchos más. Aunque, en realidad, ya no les importa demasiado: «Se nos ha olvidado vivir».
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