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Poner coto al despilfarro por Sergio ALONSO

Poner coto al despilfarro
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Nunca es tarde si la dicha es buena. Con varios años de retraso, las autonomías parecen haber caído en la cuenta de que, por una cuestión de ética y de estética, es casi más importante pregonar con el ejemplo y reducir sus estructuras sanitarias mastodónticas que exigir nuevos sacrificios al sector. Como ya hiciera en materia de gestión con la «externalización» de servicios, el consejero valenciano Luis Rosado ha empezado a liderar este movimiento de reducción de altos cargos, eliminación de burocracia y minoración de gastos superfluos, imprescindible para gozar luego de legitimidad a la hora de exigir ajustes, reclamar desembolsos y acortar márgenes comerciales a farmacéuticos y salarios a los profesionales. Rosado ha entrado a saco en este espinoso y, hasta ahora, tabú asunto, al suprimir 32 cargos de confianza que eran de libre designación. En total, la Consejería se ahorrará ya 592.793 euros, y 1.598.380 euros anuales a partir de 2013. La Consejería evaluará además todas y cada una de las plazas ocupadas en la Sanidad valenciana y promoverá la movilidad entre centros para desplazar al personal sobrante en algunas áreas a los servicios en donde falte. Este movimiento, sin embargo, no es aún generalizado y debería extenderse a otras regiones porque, en plena crisis, las consejerías siguen funcionando con organigramas hiperinflados más propios de tiempos de bonanza, en los que abundan los altos cargos, los asesores y otros puestos elegidos a dedo. Resulta imprescindible que se produzca un adelgazamiento de estructuras a nivel nacional y no estaría de más que se extendiera a todo el país el proyecto que innovó Juan José Güemes en Madrid: la unificación de gerencias. La Sanidad española no puede permitirse más despilfarros.