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San Francisco

La vuelta al mundo en pañales

«El mayor problema de este tipo de filmes es que no sabes cuántos meses te va a llevar. Doblé el tiempo previsto del rodaje, pues no sabes cómo va a evolucionar cada niño.

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No tiene nada que ver con una producción clásica», admite Thomas Balmès, que se pasó un par de años viendo crecer recién nacidos a lo ancho del planeta. «Bebés» superpone estos primeros meses de vida de niños de Japón, Mongolia, Estados Unidos y el África más profunda. Aunque asegura que su intención es «hacer un experimento formal y no etnográfico», resultan más que evidente las diferencias de trato entre unas y otras latitudes.

Al espectador occidental se le activará el resorte de la preocupación cuando ve a los niños africanos o mongoles luchando solo contra ciertas adversidades, pero también resulta evidente la sobreprotección que sufren los pequeños en el mundo tecnificado: «Hay una industria increíble en torno a la infancia que bombardea a los padres con productos para su cuidado», admite el realizador. A pesar de todo, resalta que no hay tantas diferencias ni entre los pequeños ni entre sus madres en uno y otro lado del globo.

«El medio es lo más diferente. Las madres tratan de hacer lo mejor que pueden en todas partes, pero el ambiente es muy diverso –prosigue el realizador–. La estadounidense afronta la maternidad de una forma muy intelectualizada, apenas deja lugar para el instinto; en África o Mongolia todo es más natural. Los bebés llegan todos a la misma evolución. Hay una fuerza que les permite liberarse incluso de los condicionamiento, incluso rebelándose contra los propios padres».

Éxito en EE UU
El francés aún está sorprendido por el éxito de su poco habitual propuesta en festivales, pero especialmente en los cines comerciales, pues ocupó el puesto diez de la taquilla norteamericana el fin de semana de su estreno. Balmès asegura que estas historias palpitan con más fuerza en latitudes más alejadas de Europa. «Es más fácil rodar con personas en las sociedades donde no viven rodeados de imágenes», arguye.

Bebés, un filme chupado
Dirección y guión: Thomas Balmès. Fotografía: Jérôme Alméras y Steeven Petitteville. Francia, 2010. Duración: 9 minutos. Documental.

Cuando son tan pequeños no importa dónde hayan nacido. África, Asia, América ... Todos duermen mucho, todos balbucean asuntos ininteligibles, todos sonríen mientras algo da vueltas rápido desde el cielo y buscan el pecho con la misma tozudez, los ojos como platos. El documentalista Thomas Balmès ha viajado a varios puntos bastante lejanos y dispares de la tierra, San Francisco, Tokyo, Mongolia y Namibia, para rodar a cuatro bebés desde que llegan a este mundo hasta que cumplen el primer año de vida y demostrar, de paso, que los seres humanos nos parecemos más de lo que usted creía.

Y a pesar de que desde Occidente pueda sorprendernos ciertas maneras un tanto pintorescas o bruscas de manejarlos (un gallo que camina por la cama del niño, un crío atado con cuerda, otro que chupa algo que cruza una cerilla para evitar el atragantamiento...), esta ingenua, tierna y feliz celebración de la vida y la maternidad consigue el objetivo: en el fondo, más allá de la refinada tecnologización de una sociedad o su relativa pobreza, de las diferencias por cuestiones raciales, un bebé llorará siempre que alguien le moleste o se sienta solo y abandonado.