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Tormenta perfecta por Julián Redondo
Sumar 70 puntos, marcar 88 goles y encajar 23 en 26 partidos no está al alcance de cualquiera, ni siquiera del Barça, a diez puntos y a 13 tantos del Madrid. Culpar a los árbitros de la clasificación es tan injusto ahora como hace un año, dos o tres. Los títulos azulgrana no admiten matices; tampoco el esprint del líder. Aunque haya alguna excepción, como aquella Eurocopa que ganó Grecia, las escarapelas cuelgan siempre del cuello de los mejores.
Cierto que es más fácil llegar primero a la cima cuando Messi, Cristiano Ronaldo, Iniesta, Xavi, Casillas, Benzema, Alonso, Alves o Higuaín acarrean los trofeos. Cristiano ha marcado 32 goles en esta Liga; Messi, 30; Higuaín, 17, y Benzema, 13. Son la tormenta perfecta, huracanes que arrasan donde pisan, aunque la hierba sea más alta o más seca, los defensas más broncos y los árbitros más o menos permisivos. Suerte la de Mourinho y Guardiola, excelentes entrenadores con las mejores plantillas. Seguro que ni uno ni otro repetiría números semejantes, no ya con el Zaragoza, ni siquiera con el Valencia. Lo saben y, sin embargo, mantienen en el aire su futuro. ¿Qué más quieren?
No desentrañó Sandro Rosell el de Guardiola –también lo ignora– en la gala anual de la Asociación Española de la Prensa Deportiva. Maricarmen Izquierdo, la presidenta a quien nos gustaría perpetuar en el cargo, como a Rafael Recio, su impagable mano derecha, convenció al ayuntamiento de Lérida para que acogiera la ceremonia y a excelentes patrocinadores para que corrieran con los gastos; pero no pudo desentrañar el «misterio de Guardiola». De haberlo conseguido quizá fuera la presidenta del Barça.
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