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El fondo que importa
La Unidad Militar de Emergencias nació bajo el auspicio de José Luis Rodríguez Zapatero como su gran proyecto en Defensa. Llovieron las críticas, no a los militares que la integraban, sino a la forma en que fue puesta en marcha. Al frente, en aquellos comienzos, puso el Gobierno a Fulgencio Coll, un general que se ha ganado con creces el respeto de propios y extraños. Hoy, al mando del general José Emilio Roldán, la UME se ha consolidado a fuerza de actuar, de demostrar algo obvio pero que conviene no olvidar, y es que está compuesta por militares, y como tales, han llevado, hoy con la boina amarilla , ayer y mañana con la correspondiente a cada unidad, los valores que les han hecho acreedores del mayor de los respetos: eficacia, profesionalidad, valor, entrega, abnegación, amor a España, respeto, honor, disciplina y un largo etcétera de virtudes. Todas ellas conforman los pilares sobre los que se sustenta cualquier unidad militar. Ayer, la UME, con otros muchos organismos estatales, hizo una demostración colosal de intervención ante lo más parecido al Apocalipsis que hayamos visto en España. Quien les ha visto actuar, más allá de debates, más allá de su origen y el concepto de base de su creador sobre lo castrense, sólo puede admirar aquello que los hace especiales: que son militares y que ahí o en cualquier parte están dispuestos a dar su vida por España y por los españoles.
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