Sevilla

La Archidiócesis acoge al obispo auxiliar como un «don» del Papa

«Sé bienvenido, querido hermano». Con estas palabras cercanas y afectuosas, el arzobispo hispalense, Juan José Asenjo, acogía en el seno de la Archidiócesis al obispo titular de Vergi y auxiliar de Sevilla, monseñor Santiago Gómez Sierra, durante la solemne ceremonia que tuvo lugar en la mañana de ayer en la Catedral.

Monseñor Asenjo ordena obispo a Gómez Sierra en presencia del cardenal Amigo
Monseñor Asenjo ordena obispo a Gómez Sierra en presencia del cardenal Amigolarazon

Hasta 28 prelados –entre ellos, el cardenal emérito de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo, y el nuncio apostólico, Renzo Fratini– saludaban la incorporación de Gómez Sierra como un «don» para la Iglesia hispalense. Durante su homilía, Asenjo quiso expresar su agradecimiento al Papa Benedicto XVI, «que ha atendido mi solicitud y ha querido darme un colaborador y un hermano para servir a esta querida Iglesia de Sevilla como ella merece ser servida».

El arzobispo aconsejó a su auxiliar, el primero con que cuenta la Archidiócesis en 41 años, «ser servidor y abnegado hasta el agotamiento» en «tu nueva familia en la fe». Asenjo impuso la mitra obispal a Gómez Sierra, a quien lo vincula su etapa como obispo de Córdoba, siendo entonces el ahora auxiliar presidente de Cajasur. La «esperanza» y el «gozo», destacó el arzobispo, presiden el ingreso de este nuevo colaborador en la Archidócesis. Exultante, Asenjo no pudo ni quiso camuflar su alegría: «La misericordia de Dios se muestra exuberante en esta mañana».

«Tiempos difíciles»

El obispo de Vergi –título nominal, sin sede– recibió desde la humildad, con «confianza y esperanza» su nuevo mandato. «Mi propósito es trabajar, bajo la guía de nuestro arzobispo, para que el Pueblo de Dios que camina en esta Iglesia particular de Sevilla siga amando, como lo hace, al Papa y aprecie su magisterio», declaró el auxiliar, quien añadió que «soy consciente de que recibo el ministerio episcopal en unos tiempos que no son fáciles para la Iglesia; se extiende el horizonte de la superficialidad y de la indiferencia, crece la increencia y el secularismo, es frecuente la ridiculización de la Iglesia y hasta la persecución de los cristianos».

Emotivas fueron las palabras de gratitud a su «familia en la fe». Valoró el «cariño e interés» de Asenjo en su venida, la «acogida fraterna» del episcopado, «empezando por nuestro querido cardenal Amigo», y el apoyo de su familia de sangre. «Mi pensamiento se dirige, en primer lugar, a vosotros mis queridísimos padres, dispuestos a venirse conmigo a Sevilla, queridos hermanos, sobrinos, familiares y paisanos de Madridejos», el pequeño pueblo de la provincia de Toledo del que procede el auxiliar.

«Aquí estoy para serviros con el ministerio episcopal recibido, bajo la guía de nuestro Arzobispo; para vosotros es ya mi pensamiento, mis afectos, mi voluntad y mi tiempo, lo que soy y lo que tengo, todo es vuestro. Acogedme como a un hermano enviado por el Señor a vosotros». Con estas palabras, Gómez Sierra daba el paso en su inclusión en la nueva etapa de la Archidiócesis.