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Copago solidario por Marta Robles
Ahora que sabemos que los recortes también van a afectar a nuestra Sanidad Pública –que es sin duda una de las mejores del mundo– es el momento de tomar decisiones comprometidas. Si ya nos hemos dado cuenta de que derivar esta competencia a las diferentes autonomías, no sólo resulta más caro, sino tan ineficaz como para que haya tenido que ponerse firme la ministra Ana Mato y desde el Gobierno central poner en funcionamiento la tarjeta única, que nos garantiza la misma atención a todos los españoles en cualquier punto de España, es el momento de tomar decisiones todos a una. No criminalicemos a Cataluña por apuntar al copago; pensemos que si una medida tan poco impopular en cualquier parte puede llegar a tener que materializarse, lo mejor es que lo regulemos todos al mismo tiempo, para que ningún español, sea de donde sea, resulte perjudicado. Es decir, trasvasemos de una vez, nuevamente, las competencias sanitarias al Gobierno central y si hay que recurrir al copago, recurramos todos –mejor en las recetas que en la visita al médico–, pero desde la solidaridad. ¿Eso que quiere decir? Algo tan sencillo como que, igual que los que no llegan a un nivel de ingresos determinados no tienen la obligación de hacer la declaración de la renta, tampoco se les exija ese copago, que sí que sí deberíamos pagar los demás, si no se encuentra otra fórmula para tapar los agujeros de nuestra endeudada Sanidad. Contamos con los mejores médicos, los más extraordinarios hospitales y la más alta tecnología. Tenemos ya atención en toda España. ¿Queremos seguir presumiendo de Sanidad? Pues igual, a los que podemos, nos toca pagar un poco más.
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