Estreno teatral
La luz interior
«Visión» aborda la vida de la visionaria Hildegard de Bingen
Apoyó su fe en el valor del conocimiento. Desde su monasterio de clausura en el valle del Rin, Hildegard Von Bingen (1098-1179) fue abadesa, mística, profeta, médica, escritora y compositora. Pasiones del alma como una forma de acercamiento a Dios, destrezas humanas a las que dar sentido teológico. «Pero fue más que eso. Fue una luchadora, se rebeló contra el poder y defendió que cada uno debe perseguir su propio destino», dice sobre ella Margarethe Von Trotta, directora de «Visión», la primera película que se filma sobre su vida.
Von Bingen fue la menor de diez hijos de una familia noble alemana, y así, el diezmo que debía ser entregado a Dios y, por tanto, a un monasterio, a los 14 años. Desde muy niña, antes de ser ordenada en los benedictinos, ya tenía visiones en los que la palabra divina le pedía ayuda para difundir sus mensajes. «Eran visiones lúcidas, cuando estaba despierta, como una forma de clarividencia y sabiduría», resume la directora, que buscó las explicaciones de la monja en la abundante correspondencia que mantuvo en vida, incluso con el propio Papa Eugenio III, que siempre le creyó y le pidió que compilara las revelaciones. Von Bingen, educada en la autoflagelación, quiso cambiar las normas del convento y se rebeló tanto como pudo contra las antiguas normas de la orden. «Me identifico mucho con su punto de vista, siempre se opuso al poder político y al del dinero. Predicó una fe muy popular, emancipadora, fue una mujer adelantada a su tiempo –asegura la cineasta–. Y no ha sido canonizada, ni ha llegado a ser una santidad oficial», recuerda.
Pasiones humanas
«Durante mucho tiempo ha sido olvidada, y se reducía su figura histórica a una mera investigadora en medicina alternativa o autora de recetas. Pero inventó un alfabeto, 78 piezas musicales, tres obras teológicas y tres científicas», sigue Von Trotta, una de las miradas fundamentales del nuevo cine alemán, y de formación humanista. Tal pasión despertaba entre las monjas jóvenes como dependencia emocional sentía por sus hermanas. La cinta muestra el amor posesivo entre Von Bingen y sus compañeras de monasterio que quedó recogido en su correspondencia, algo que, para la cineasta, «era una muestra de su humanidad, de su inteligencia».
Su perseverancia y coraje también le trajeron problemas en el monasterio donde se educó, mayoritariamente masculino, aunque se permitía la convivencia con un pequeño número de monjas. No se detuvo hasta conseguir su propia comunidad, ni dudó en exigir para ello el sacrificio de las demás novicias. «Me siento muy identificada con sus actos. Fue una mujer excepcional, adelantada a su tiempo, luminosa, y por eso todavía se la recuerda», señala la directora, que se topó con el personaje buscando modelos feministas. «Es irónico que lo encontrase en el siglo XII, pero así es», resume entre risas.
✕
Accede a tu cuenta para comentar