Consejo de Ministros

Adiós a un amigo por Belén Bajo

Conocí a Paco Villar en mayo de 1996 cuando Mariano Rajoy lo nombró secretario de Estado de Administraciones Públicas. Procedía de la administración gallega y, aunque era un desconocido en Madrid, enseguida se hizo notar en nuestras vidas

La Razón
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Le gustaba llegar al despacho antes de las ocho de la mañana, con la prensa leída y con una vitalidad y unas ganas de trabajar poco habituales a esas horas.

 

Como buen gallego, desconfiaba de todo y de todos. Pero cuando te abría el corazón, eras consciente de que te habías ganado un amigo para toda la vida.

 

Trabajador incansable –que nunca descuidó a su familia–, fue el encargado de elaborar la primera Ley que Aznar aprobó en el Gobierno, la famosa LOFAGE, a la que luego siguieron normas como la Ley del Gobierno y muchas otras medidas menos conocidas.

 

Siempre supo rodearse de buenos equipos y de personas muy competentes. No le gustaba el protagonismo –cualidad impensable en un político–. Manera de ser que se hizo más palpable cuando asumió la responsabilidad de la Secretaría de Estado para el Deporte. En los pocos meses que estuvo al frente gestionó muy bien la política deportiva, pero las alfombras rojas y los flashes los dejaba para Emilio Butragueño, su asesor, y para Rajoy. Tenía muy claro que no era él, sino el ministro, quien debía desempeñar el papel principal.

 

Dicen que era su mano derecha, yo diría que ha sido su fiel perro guardián que le defendía con uñas y dientes ante quienes osaran elevar la más mínima crítica contra el jefe. Ladraba, y mucho, pero nunca mordía y su fidelidad le creó más de un adversario. No tenía dobleces, a las cosas las llamaba por su nombre: al pan, pan y al vino, vino. No consentía las injusticias, era amigo de sus amigos y, aunque no te librabas de sus broncas, recurríamos a Paco cuando alguno de nosotros teníamos un problema. Siempre tenía un amigo que podía ayudar a otro amigo.

 

Hacía poco que había nacido su primera nieta y eso de ser abuelo, por su coquetería, no lo llevaba bien de cara a la galería, pero me consta que estaba muy orgulloso. Siento mucho que no esté con nosotros y le echaremos especialmente de menos el 20 de noviembre cuando se cumpla su sueño por el que ha trabajado tantos años y que tantos desvelos le ha provocado: Rajoy presidente del Gobierno. Esa noche, Paco, todas las personas que te queremos evocaremos tu recuerdo y brindaremos por ti.