Zurich

El Gordo cayó en la Caja Mágica

Como dirían los clásicos: en la Caja Mágica estuvo el todo Madrid. Se trataba del mejor partido de tenis del mundo. La segunda parte del Nadal-Federer que se jugó el martes en Zúrich. Era tenis, pero sobre todo, solidaridad

 
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Y por eso no faltó nadie. El partido organizado por la Fundación Rafa Nadal fue un completo éxito. Las entradas para el público en general se agotaron en apenas cuatro horas y los palcos de la Caja Mágica presentaron el mismo aspecto que si tratara de la final del Masters 1.000 de Madrid.

Nadal y Federer reeditaban la final del último torneo en la capital y que acabó con la victoria del número uno del mundo. Ahora se trataba en pista cubierta, bajo techo y sin puntos ATP en juego. Había algo más importante, la ayuda a los más necesitados. Y Rafa encontró el respaldo unánime, el apoyo de todos. Los primeros, la Familia Real. En un palco en uno de los fondos se encontraban la Reina, los Príncipes de Asturias, sus hijas y las Infantas. Tomaron parte activa en el partido. En el primer set, un golpe de Federer acabó en su palco y las primeras que reaccionaron fueron las hijas de Don Felipe y Doña Letizia. Fueron obedientes y aguardaron la orden del juez de silla para devolver la pelota a la pista. Se llevaron una ovación.

Palcos compartidos

Manolo Santana, al que se veía tan satisfecho como con su torneo, compartió palco con la Duquesa de Alba. El hijo de ésta, Cayetano Martínez de Irujo, tampoco quiso perdérselo. Mariano Rajoy, Alberto Ruiz-Gallardón, Manolo Cobo, Jaime Lissavetzky y Alejandro Blanco, cinco de los habituales del Masters, tampoco faltaron a la cita. Pero hubo más, directores de cine, productores, actores, actrices... Pedro Almodóvar y su hermano Agustín, Elena Anaya, Paz Vega, Dafne Fernández, Manuela Velasco... Fueron algunos de los que más aplaudieron y ovacionaron de un público que, además de disfrutar del tenis, tenis de altura, por cierto, tuvo tiempo para gritar un «Feliz Navidad, Rafa».

El clan de los Nadal al completo, con Ana María, la madre de Rafa y presidenta de la Fundación al frente, el capitán de la Copa Davis, Albert Costa, y Carlos Moyá no se perdieron una cita que contó con dos prólogos. El primero fue una clase para los niños con los mejores maestros posibles, Rafa y Roger. El segundo, un concierto de David Bisbal para calentar el ambiente. El colofón fue una cena de gala en el Palacio de Cibeles con los dos protagonistas que concluyó con otro concierto, este de Julio Iglesias. Pero la solidaridad no acabó ayer. La pista azul sobre la que jugaron las dos mejores raquetas del mundo se dividió en 35.000 piezas de 13x17 centímetros para que los aficionados las adquieran por un precio de 65 euros a través de la página web www.fundacionrafanadal.com.


Era el día de Rafa y ganó él

El partido «Unidos por la Infancia» tuvo de todo. Fueron casi dos horas en las que Rafa terminó imponiéndose por 7-6, 6-4 y 6-1 a Federer. Era lo que tocaba después de la victoria del suizo en la «ida» en Zúrich. Allí también fueron tres sets, pero sin el ambiente que se respiraba en la Caja Mágica y que no tenía nada que ver con la solemnidad de cualquier partido del circuito. Hubo momentos excepcionales, de esos que sólo pueden deparar los mejores jugadores del mundo.

Derechas imposibles de Rafa, voleas de Federer como las de la «Play-Station» e intercambios fantásticos de golpes. En la grada sólo se oía «¡ooooohhh!». La recaudación oficial del partido, que irá destinada a la Fundación Rafa Nadal, no se conocerá hasta que terminen de subastarse los trozos de pista, pero alguien en la organización soñaba con que fuera un número de siete cifras.