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Campeones de fútbol y de paro

Director del Instituto de Estudios Económicos

La Razón
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Año 2010, un año para el recuerdo, que quedará marcado en nuestra memoria para el resto de nuestras vidas. Un año en el que el gran protagonista mediático ha sido el Mundial de Fútbol, en el que la selección española ha hecho historia proclamándose campeona. Días de euforia, en los que se olvidó la crisis, el paro, nuestras deudas... Todo era alegría, pero ésta se está apagando y hemos de volver a poner los pies en la tierra, continuar en la cruda realidad que nos envuelve desde hace dos años, la crisis económica, en la que también somos los primeros por nuestros malos datos, y un año especialmente difícil para nuestro sistema financiero y nuestro mercado de trabajo.Aunque ya hemos salido de la recesión, seguimos inmersos en una profunda crisis. En el primer trimestre de este año, nuestra economía registró la primera tasa de crecimiento positiva tras siete trimestres en negativo, un 0,1%, con lo que la caída interanual del PIB desciende hasta el 1,3%. Las previsiones del IEE sobre el PIB para 2010 lo sitúan en un -0,1%, indicando que será una larga etapa de crecimiento muy débil marcada por un alto índice de paro. Según la Encuesta de Población Activa, la ocupación se redujo, en el primer trimestre, a un ritmo similar al del período anterior, con lo que se interrumpe la tendencia a la moderación de las caídas que se había manifestado a lo largo del pasado año, debido al empeoramiento del empleo en la industria y en la construcción. Mientras, las cifras de Contabilidad Nacional desvelan que el descenso en el número de empleos equivalentes ha mantenido su trayectoria de desaceleración, también con un notable empeoramiento en los mismos sectores. Por ello, la tasa de desempleo ha escalado hasta el 20% en ese primer trimestre. La fuerte concentración del ajuste del empleo de trabajadores temporales ha hecho que la tasa de temporalidad haya descendido de forma constante desde el inicio de la crisis, situándose, en el primer trimestre, en el 25,1%, frente a más del 30% anterior a la misma. De esta forma, prevemos que este año el empleo a tiempo completo descenderá en torno al 2,2% y la tasa de paro media anual se situará en el 20,1%.Estos datos diagnostican que todavía nos encontramos lejos de la recuperación. Los grandes desequilibrios acumulados durante la etapa expansiva constituyen un pesado lastre que impide que la economía española remonte, y seguirá haciéndolo durante mucho tiempo si no se ponen en marcha reformas profundas, pues el proceso de corrección de los mismos es muy lento. Además, la escasa intensidad de la recuperación económica en la UE y una posible recaída, por la poca solidez de los fundamentos sobre los que se sustenta, unidas a la pérdida de competitividad de nuestra economía, no permiten albergar grandes esperanzas en cuanto a una reactivación de nuestra economía impulsada por el sector exterior. Y ahora nos acecha el riesgo soberano derivado del fuerte incremento de los déficit y de los niveles de endeudamiento públicos, surgiendo un dilema, aunque posiblemente falso, entre los que creen que si se reduce el déficit público de carácter estructural demasiado deprisa la recuperación económica podría sufrir un frenazo; frente a los que pensamos que si la consolidación presupuestaria no se planifica con determinación y coherencia y se pone en marcha ya, la confianza de los agentes económicos caerá y los tipos de interés, a medio y a largo plazo, seguirán subiendo. Es urgente restablecer la confianza en el buen funcionamiento futuro de la economía española, lo que exige políticas contundentes de estabilidad macroeconómica –sanear las Cuentas Públicas y controlar la inflación– y de eficiencia microeconómica –reformas estructurales que eleven el potencial de crecimiento de la economía–. Éstas son las asignaturas pendientes del Gobierno español antes de las vacaciones. Tendría que sanear las finanzas públicas, reduciendo más el gasto público y no cometiendo el error de subir los impuestos, limitando el gasto y el endeudamiento del Estado y de las Administraciones Territoriales. Si se redujera el déficit público a través de la contracción del gasto público, el crecimiento no se resentiría ni siquiera en el corto plazo en la misma proporción.La reconversión del sistema financiero español, a pesar de su solvencia, también urge, pues está siendo penalizado en los mercados mayoristas de capitales por la espiral en nuestro riesgo. Es obligado acelerar y culminar los procesos de integración de entidades desarrollados al amparo del FROB. Pero la medida realmente importante es acometer una reforma del mercado de trabajo que incrementaría nuestro potencial de crecimiento. Es necesario reducir la dualidad y la temporalidad; favorecer la flexibilidad interna; facilitar el acceso al mercado a jóvenes y desempleados; mejorar la intermediación laboral y la actuación de las empresas de trabajo temporal, y promover la igualdad. Pero las medidas que se han tomado no harán más que ampliar la dualidad del mercado de trabajo en la medida en que los incentivos a la conversión de temporales en fijos son totalmente insuficientes.