Comunidad de Madrid

Campanario y Esteban casi eclipsan a la Pantoja por Jesús Mariñas

Campanario y Esteban casi eclipsan a la Pantoja por Jesús Mariñas
Campanario y Esteban casi eclipsan a la Pantoja por Jesús Mariñaslarazon

Fue algo digno de «Torrente», que ha batido récords de taquilla. Santiago Segura ha sido condecorado por Esperanza Aguirre con la Medalla de Oro de la Comunidad de Madrid. Un galardón que le ha hecho más justicia que a la anterior delegada del Gobierno en Madrid ante lo que muchos se preguntan por qué semejante distinción del 2 de mayo. La pobre no hizo más que embarullar sin controlar. Pura política, como no se dio ante la «rentrée» madrileña de Isabel Pantoja. Andaba un poco cogida de los bronquios, y se notó. Hizo esfuerzos sobrehumanos, cantó hasta el grito y provocó delirios entre sus incondicionales. Aunque el Palacio de los Deportes no es el escenario idóneo para sus desplantes y paseos aquí contenidos. Le afecta la crisis, y lo demostró al no tener el garbo desafiante de otras veces. Llevaba años sin verla, creo que la última vez fue en la feria de Valencia de Sant Jaume, cuando aún estaba con Julián y Paquirrín fingía adorarlo. Fue en Los Viveros y lo que entonces me encandiló ahora me ha aburrido. Algo de lo que también se quejaba algún club de «fans». Olga Guillot ha estremecido con boleros cálidos tanto como Elvira Ríos, ambas son unas reinas del género. Por eso, no se entienden las desdichadas versiones que Isabel ha hecho de «Dos gardenias» y «Perfidia», temas en los que prodigó chillidos en lugar de sensualidad y cadencia. Vestida de modo inapropiado para el entorno, intuí que no se trataba de un traje de Lina, su diseñadora de toda la vida, y luego me lo confirmaron, igual que la noticia de que sus «fans» ya tienen contratados cinco autobuses para acompañarla al inminente juicio de la Operación Malaya.

Reconozco que sólo aguanté hasta un par de cambios de vestuario, por eso me perdí ver a Miguel Poveda, el heredero de grandes de una copla que se renueva al sonar, a veces, a jazz, como «Rosío» o «Trinia». El martes ofrece un concierto en el Teatro Real y así demuestra también que es magistral al escoger locales. El lleno está asegurado, porque es el único heredero de figuras como Juanita Reina, doña Concha y la Jurado. Al concierto de Isabel le faltó agilidad escénica. No me enganchó tanto como lo que observé desde mi palco lateral próximo al de María José Campanario. Llegó en loor de multitudes muy cogida por Mercedes Milá, era de tonadilla y pasodoble. Fue surrealista, como la curiosidad que tenía por ver si se besaban Belén Esteban –con mamá y Andreíta a cuestas– y Campanario, los paseos de Chelo García Cortés con Marta, el pelo platino de José Manuel Parada y los abrazos de Pantoja y Campanario a la altura del folletín. «Me acordé mucho de ti», reconoció emocionada y cómplice la cantante a la Jesulina. Una pasó por el banquillo hace unos meses y la otra está a punto de hacerlo. La copla en carne viva.