CRÍTICA DE CINE / «Larry Crowne»: Broma pesada

Si está preocupado porque no llega a fin de mes, ni lo dude: cómprese una Vespa, plante cara a su banco, matricúlese en la universidad y dé el do de pecho en clase de expresión oral. «Larry Crowne» debería proyectarse en todos los cursillos de formación para desempleados, calmando los ánimos con su optimista visión de la crisis o, por el contrario, provocando la irritación de todos aquellos que sudan sangre para mantener los pies en el suelo y los puños en los bolsillos. Tom Hanks quiere demostrar que toda crisis puede abrir las puertas a un renacimiento personal, pero la frivolidad de sus propuestas le convierten en un irresponsable. Ésta es una película sin apenas conflicto: cuando Julia Roberts pisa el encuadre, encarnando a una improbable profesora de universidad menos fiera de lo que la pintan, sabes que será el interés romántico de ese unidimensional Tom Hanks, alma cándida que cae bien a sus compañeros de clase sin mover ni un dedo.

El canto a la solidaridad estilo Capra se da de bofetadas con una puesta en escena átona, mediocre, que pervierte las intenciones de Hanks: lo que empieza como un elogio de las segundas oportunidades se transforma en una broma pesada a costa de los que se toman en serio su declive económico.