Presidencia del Gobierno

Valentía

La Razón
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En política se hacen demasiados encajes de bolillos. Se echa de menos valentía para afrontar los problemas de los ciudadanos. La mayoría de las veces, esta valentía brilla por su ausencia. Sin embargo, la pasada semana pudimos vivir uno de esos casos de coraje de los que tan necesitados estamos. Lo protagonizó una joven alcaldesa, Judith Alberich, de la tarraconense población de Cunit. Hace unos meses este municipio vivió un conflicto desagradable. El imán presionó a una joven trabajadora musulmana del ayuntamiento para que se pusiera el velo. La joven se negó. De las presiones pasó a las coacciones, y ella denunció al imán. Para evitar un conflicto, la alcaldesa medió entre ellos. Su mediación le costó un fuerte disgusto. Hubo algunos que la acusaron de favorecer las posiciones de los islamistas radicales. Nada más lejos de su intención. Sólo pretendía evitar un conflicto. Ahora ha dejado muy claro, a propios y extraños, cuál es su posición. Anunció que presentaría una moción para prohibir el burka en las dependencias municipales y que también la llevaría al Senado –es senadora socialista– para hacer un debate constructivo sobre esta cuestión, para establecer criterios de convivencia en un país que se declara confesionalmente laico. Su partido, el PSC, le dijo que no era el momento. Un día después, Alicia Sánchez Camacho, senadora popular, recogió el guante en un alarde de protagonismo. Ciertamente, el burka en España hoy no es un problema, pero ya es realidad y puede llegar a ser problema. En Francia no lo era y ahora lo es. Por eso, es positiva la iniciativa de esta joven alcaldesa que quiere prevenir más que curar. Y lo ha hecho con valentía. Felicidades.