Benedicto XVI

El Papa lamenta el daño a la Iglesia de sus rivales

FRIBURGO- Alrededor de 35.000 personas, en su mayoría jóvenes, participaron ayer en la vigilia de oración celebrada en Friburgo que presidió Benedicto XVI. Muchos de los congregados pasaron después la noche en la explanada donde tuvo lugar la ceremonia preparándose, con música y oración, para la misa que pondrá hoy el colofón a los cuatro días de visita del Papa a Alemania.
El ambiente festivo recordaba a la reciente Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) celebrada en Madrid el mes pasado. El propio Pontífice rememoró la vigilia de la JMJ, donde se experimentó una «atmósfera de tranquilidad, de profunda comunión y de íntima alegría».
En su discurso, Benedicto XVI advirtió a los jóvenes de que el «daño» a la Iglesia no viene de «sus adversarios», sino de los «cristianos tibios».
 Al analizar la situación del mundo en que vivimos dijo que, pese a los progresos técnicos, ésta es cada vez peor. «Siguen existiendo guerras, terror, hambre, enfermedades, pobreza extrema y represión sin piedad». No hay que fiarse, advirtió, de aquellos que en la historia se presentan como «portadores de luz», pues instauran «dictaduras y sistemas totalitarios, en los que hasta la más pequeña chispa de humanismo ha sido sofocada».
Al concluir su intervención, el Papa instó a los jóvenes a que permitan que la llama de Cristo «prenda» en ellos, aunque esto a veces signifique «sacrificio y renuncia».