Medidas económicas

Crisis griega y europea por Gonzalo GÓMEZ BENGOECHEA

La Razón
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En mayo de 2010, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Unión Europea transfirieron más de cien mil millones de euros al Gobierno griego. A cambio, se exigía al país heleno un nivel de deuda pública del 140% del Producto Interior Bruto (PIB) y un déficit público del 3% del PIB en 2014.

Dichos objetivos se han mostrado, en las últimas semanas, más lejanos que nunca. La huelga de los inspectores de Hacienda, los malos resultados de los nuevos tributos y las nuevas previsiones del FMI (con un déficit del 8% y una contracción del 5% del PIB para 2011) han disparado las alarmas; el proceso de ajuste y las reformas activadas hasta el momento parecen no estar dando buenos resultados.

Con el objetivo de disipar las dudas sobre la solvencia de su economía y, sobre todo, para tener acceso a nuevos escalones del crédito europeo, el Gobierno griego ha anunciado nuevas medidas para reducir su déficit y estabilizar su presupuesto. Este conjunto de medidas ayudarán, sin duda, a Grecia en el corto plazo, pero no solventarán el grave problema que la Eurozona, en su conjunto, afronta hoy en día.

Y es que la solución de la crisis de la Eurozona requiere, inicialmente, de dos tipos de medidas. En primer lugar, debe distinguirse claramente entre países insolventes y países con problemas de liquidez, reestructurando la deuda de aquellos países que, como Grecia, se encuentren en el primer grupo.

En segundo lugar, es necesario ayudar a los bancos europeos que lo requieran para que sean capaces de absorber dichas reestructuraciones.

Sólo así, integradas dentro de un plan conjunto a nivel europeo, las medidas de austeridad del Gobierno griego tendrán sentido; sólo de este modo se evitaran «salidas» de la eurozona, manteniendo intacta su unidad y estableciendo las bases para nuevas medidas –de índole estructural– que garanticen su supervivencia y su crecimiento en el medio y largo plazo.


Gonzalo Gómez Bengoechea
Investigador del IESE