Gobierno de España
90 días para salvar España
Después de semanas de meditar y escuchar a propios y extraños, al final Mariano Rajoy desveló el pasado miércoles su secreto mejor guardado: la composición de su Gabinete. Desde esa jornada, recae sobre los hombros del triunvirato De Guindos, Montoro y Báñez la pesada tarea de la salida de la crisis económica, que se prolongará, al menos, un año más.
MADRID- A los tres les «ha tocado bailar con la más fea», como ellos mismos admiten en público y en privado. En los próximos tres meses pondrán toda la carne en el asador para sacar adelante más de una decena de leyes, de otras tantas reformas, que servirán de cimientos para la recuperación económica.
A los tres no les falta experiencia y profesionalidad para superar la reválida impuesta por Rajoy. De hecho, el nombramiento de la terna ha sido saludado desde todas las instancias económicas nacionales e internacionales. Es más, la candidatura de Luis de Guindos para la cartera de Economía y Competitividad ha sido auspiciada desde el propio mundo financiero, aseguran a LA RAZÓN fuentes populares.
Su dilatada experiencia y fama de economista de prestigio reconocido obraron el resto en el ánimo del presidente del Ejecutivo. Para afianzar su idea inicial aún más si cabe, previamente a su elección, Rajoy mantuvo diversos encuentros con él. Además, hace unas semanas abordó la cuestión del perfil del candidato para la cartera de Economía con el presidente de Bankia, Rodrigo Rato, en un encuentro privado y ajeno a las miradas indiscretas de los reporteros gráficos, según confirman a este diario fuentes financieras. Al final, optó por su candidatura como la mejor para el momento que vive España. Por eso, a De Guindos no le cogió por sorpresa su designación cuando se la comunicó Rajoy unas horas antes de anunciar su Gabinete.
El aval del mundo financiero a su nombramiento supone una garantía de éxito en la consecución de su misión prioritaria: la culminación de la reestructuración del sector financiero. En esta cuestión, se deberá emplear a fondo para promover nuevas fusiones entre las entidades, especialmente, entre las cajas de ahorros. Este objetivo, esencial para el ministro, no está exento de dificultades, sobre todo, si se tiene en cuenta que las cajas ya han sufrido un proceso de uniones, fusiones y absorciones. En algo más de un año el número de estas entidades ha pasado de 45 a las 20 actuales.
Pero el calendario no perdona y el ministro deberá culminar el saneamiento del sector el próximo junio. De ahí que se haya puesto ya manos a la obra. Aunque, de momento, el Gobierno no tiene previsto reunirse con los presidentes de bancos y cajas, De Guindos irá sondeando, sin duda, estas Navidades a sus representantes. Con esta remodelación, el Ejecutivo tratará de lograr que el crédito fluya y llegue a las familias y a las empresas, especialmente, a las pymes.
De Guindos se enfrenta también a otro difícil reto: sentar las bases de la reactivación de la economía, en un momento de estancamiento del crecimiento y, por ende, con un consumo bajo mínimos. Para conseguir este objetivo, es prioritario que el crédito fluya, pero también lo es un adecuado y realista diseño de una política macroeconómica que sirva de estímulo para la inversión y fomente la competitividad del país. De ahí que el titular de Economía se ocupe también de las competencias de Comercio y de pymes. Su departamento deberá preparar en los próximos días una batería de medidas dirigidas a las pequeñas y medianas empresas. En esta misión le acompañará el nuevo titular de Hacienda. Con él le une una amistad forjada con el paso de los años. De hecho, llegó al Ministerio de Economía en la primera Legislatura de Aznar de la mano de Cristóbal Montoro. Además, ambos comparten la pasión por los colores rojiblancos del Atlético de Madrid. En los cenáculos económicos y financieros del país se considera a este tándem anticrisis como el mejor de los posibles.
Fuentes populares aseguran a este diario que Rajoy siempre tuvo en mente el nombre de Montoro para ocupar una cartera en su Gabinete. Por eso a él tampoco le pilló por sorpresa su designación. Eso sí, según su círculo más próximo, anhelaba la de Economía. De hecho, acarició esta idea hasta el desenlace final. De ahí que, para evitar agravios de cargo entre ambos, el presidente optara por un Gobierno sin vicepresidente económico, aseguran fuentes populares. En este caso, Rajoy ha hecho bueno el refrán de «tanto monta, monta tanto» Montoro como De Guindos. Además, Rajoy, cuya prioridad absoluta es la salida de la crisis económica, desea llevar en persona las riendas de la política económica.
A Montoro, hombre de absoluta confianza de Rodrigo Rato, al igual que De Guindos, no le falta experiencia en crisis. De hecho, contribuyó a la superación de la anterior recesión desde la Secretaría de Estado de Economía, cargo que desempeñó en el primer mandato de Aznar. En aquella época, sus desvelos y su aportación a la salida del túnel fueron recompensados con la cartera de Hacienda. Ahora, doce años después, Rajoy ha depositado en sus manos la complicada labor de reconducir el déficit público. Montoro dispone de dos años para situarlo en el 3% del PIB. Para lograr este reto, es prioritario contener el gasto de las autonomías. De ahí que haya asumido también la cartera de Administraciones Públicas.
Ducho en podar las cuentas públicas, prefiere hablar de reformas en lugar de recortes. La prórroga de Presupuestos de 2011 será su primera prueba de fuego el próximo viernes. Desde este jueves pasado, la Secretaría de Estado de Presupuestos trabaja contrarreloj en este decreto, pese a no tener aún una cabeza visible. Sin tiempo para el descanso, deberá elaborar la ley de estabilidad presupuestaria, al tiempo que las cuentas de 2012. Otra de sus misiones será diseñar la reforma del Estado, dirigida a evitar duplicidades en las administraciones.
El triunvirato encargado de sacar a España del túnel se completa con la elección de Fátima Báñez como ministra de Empleo y Seguridad Social. Su designación cogió fuera de juego al ministro de Hacienda el miércoles pasado. Esa misma mañana, Montoro barajaba su nombre para una de las Secretarías de Estado de Hacienda. Sin embargo, Rajoy le tenía preparado otro destino, el Departamento de Empleo.
Báñez, amiga personal de la vicepresidenta y miembro de la guardia pretoriana de Javier Arenas, intercambió opinión con el presidente del PP de Andalucía horas antes de que Rajoy anunciara su nombramiento. El jefe del Ejecutivo ha puesto frente a ella un auténtico miura, cinco millones de parados. Su primera misión consistirá en convencer a los agentes sociales de las virtudes de la reforma laboral. De lo contrario, a la vuelta de las Navidades, el Gobierno gobernará.
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