Dos etarras arrepentidos vuelven a casa por Navidad con el aval de la Audiencia

Un tercero –José Manuel Fernández Pérez de Nanclares, que también colaboró con el «comando Vizcaya»– ha recibido la autorización para salir entre semana de la cárcel con el objetivo de asistir a cursos de formación. En los dos primeros casos, la decisión de la Audiencia Nacional se ha adoptado con la oposición de la Fiscalía. Además, el tribunal tiene sobre la mesa propuestas similares para que otros tres etarras del penal de Nanclares de Oca (Álava) –Kepa Pikabea, Ángel Carlos Figueroa y Luis María Lizarralde, «Beltza», condenado a 74 años de cárcel por dos asesinatos– puedan acogerse también a beneficios penitenciarios tras su distanciamiento de ETA, informa Ep.

Las resoluciones del juez de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional, José Luis Castro, esgrimen argumentos similares. Por encima de todos, el magistrado aduce que los reclusos (condenados al máximo legal de 30 años de prisión por varias condenas) han roto amarras con la banda terrorista, han expresado públicamente su rechazo de la violencia, han pedido perdón a las víctimas mostrando su arrepentimiento y han asumido el compromiso de afrontar la responsabilidad civil a la que fueron condenados (pago de las indemnizaciones).

En el caso de García Corporales, alias «Gitanillo», la resolución destaca que «lleva mucho tiempo lanzando mensajes «de rechazo a la banda. El pasado 7 de diciembre, sin ir más lejos, expresó por escrito que rechazaba «rotundamente todo acto violento» y reiteraba «categóricamente» su condena de las acciones de ETA. En cuanto a Martín Carmona, reconoció a los funcionarios en octubre de 2010 su deseo de desvincularse de la banda criminal. «Nunca voy a dar marcha atrás en el camino que he tomado», les dijo. «He soñado muchas veces con la cara de los familiares de las víctimas que ocasioné», añadió.

Por su parte, Fernández Pérez de Nanclares (en prisión desde mayo de 1992) –señala el juez Castro– ha disfrutado hasta el momento de cuatro permisos de salida «sin ninguna incidencia». Como sus compañeros, fue categórico respecto a ETA. «Me doy de baja en el colectivo al que pertenezco», escribió al juzgado el pasado enero (de hecho, ya fue expulsado del colectivo de presos etarras).