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El merkelianismo por A Rojo
«El espíritu de Europa se muere, la primavera de una nueva era está en Alemania». Que no cunda el pánico: estas palabras no han sido pronunciadas por Angela Merkel, de vuelta de Bruselas, tras un par de «schnaps» con sus compañeros del CDU en Berlín. Sin embargo, si este verso del poeta Friedrich Schlagel –aprendido de memoria por millones de estudiantes alemanes– se hubiese deslizado durante un despiste microfónico, pocos se hubieran sorprendido. La agenda de Merkel, tras el acuerdo de Bruselas, no es ya ningún secreto: lograr una Europa a imagen y semejanza de Alemania. Y es en este punto dónde –para muchos– el verso de Schlegel adquiere su timbre más inquietante.
¿Pero qué idea de Europa maneja esta mujer del Este, sin duda el líder europeo preeminente hoy en día? «No me cansaré de repetir que, para Alemana, Europa es no sólo indispensable sino parte de nuestra identidad. Nosotros siempre hemos dicho que la unión de Alemania, la unidad de Europa y la integración de ambas son dos caras de una misma moneda», afirmó en declaraciones recogidas por «Der Spiegel».
Merkel ha sabido utilizar con pericia y paciencia la poderosa palanca de la crisis de la deuda soberana para lograr que países anteriormente reacios a los cambios difíciles se plieguen al rodillo alemán. Si se quiere que el euro vuelva a tener algún futuro, si se quiere que el coste de la financiación de los estados afectados por la crisis vuelva a niveles normales, Alemania debe ser el garante final de las cuentas europeas. Merkel lo sabe e impone un precio que pasa, entre otras cosas, por retrasar la edad de jubilación, desvincular los salarios de la inflación e igualar la presión fiscal a las empresas de toda la Unión. En otras palabras: convertir Europa en un calco de Alemania.
Merkel, canciller europea más que alemana, no juega sus cartas como Thatcher en los ochenta. Alemania no puede permitirse el lujo de anclarse en el célebre «I want my money back». No hay ningún país al que le interese más el futuro del euro. Quizá sea esto lo que se esconde tras sus palabras más reveladoras de los últimos días: «Estamos utilizando la crisis europea como una oportunidad para un nuevo futuro en Alemania». Lo que viene a significar lo mismo que cierto verso de Schlegel, aprendido de memoria por millones de estudiantes alemanes.
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