Bruselas

Menos Europa para salvar el euro

Angela Merkel volvió a probar ayer quién es la que lleva los pantalones en el eje franco-alemán. Tras el almuerzo de trabajo que mantuvo en París con el presidente francés, Nicolás Sarkozy, para preparar la cumbre europea de este viernes, Merkel apuntaló aún más la posición de fuerza con la que llegará ante los líderes de los Veintisiete, al ganar el apoyo sin matices del dirigente galo en su cruzada por un nuevo pacto fiscal «global» para la eurozona, con una disciplina más férrea, sanciones automáticas y la vigilancia de los jueces europeos en el cumplimiento de la austeridad.

Merkel y Sarkozy no quieren que algunos países obstaculicen el resurgir de la moneda única
Merkel y Sarkozy no quieren que algunos países obstaculicen el resurgir de la moneda únicalarazon

BRUSELAS- Sin embargo, los dirigentes de la eurozona, incluido el nuevo presidente Mariano Rajoy, esperaban que la líder de la CDU empezara a ser permeable respecto a una participación sin complejos del Banco Central Europeo (BCE) para aflojar la presión de los mercados, a cambio del respaldo de las capitales a su discurso por la estabilidad presupuestaria.

Sin embargo, el contrapeso del polo de París poco avanzó en este trabajo de desgaste de la rocosa posición germana, al estar encabezado por un Sarkozy más obsesionado con mantener la máxima calificación sobre su economía (la AAA) para facilitar su reelección en las presidenciales de la próxima primavera, aunque eso suponga abrazar sin reparos un equilibrio presupuestario que Francia no cumple desde 1974, o ceder más poderes a Bruselas para alergia de los más gaullistas.

1 Reforma de los tratados hacia la convergencia fiscal
La rueda de prensa posterior al encuentro sirvió para lanzar pocos mensajes nuevos y más bien para escenificar el total alineamiento del francés con la alemana. Como comentó el analista Sony Kapoor, del centro Re-Define, «la cumbre francoalemana no dijo realmente muchas cosas nuevas, pero al menos no tuvieron otra discusión pública». Merkel y Sarkozy sí quisieron dejar claro de cara al viernes su voluntad de sacar adelante la reforma de los tratados para caminar hacia esta convergencia fiscal y presupuestaria, incluso a costa de romper la UE consumando las dos velocidades, con un avance sólo con los países del euro. «Necesitamos un nuevo tratado, ya sea con toda la UE o sólo con los de la eurozona», coincidieron ambos dirigentes casi con las mismas palabras.

2 Rumbo a la Europa de las dos velocidades
No obstante, desde la Comisión Europea recuerdan que no es posible reformar el tratado sólo con los 17 países de la moneda común, ya que cualquier modificación de la legislación fundamental de la Unión exige el acuerdo de todos los estados miembros y, según su alcance, la ratificación por referendos nacionales. Pero París y Berlín podrían ir adelante bien con una cooperación reforzada entre algunos países, como permite la legislación comunitaria pero sin la fuerza constitucional que aporta los tratados; o con un acuerdo intergubernamental, que dejaría orillada a Bruselas en el proceso y consagraría a Berlín como capital en la dirección económica, como ha ejercido de facto durante el año y medio de crisis del euro.

3 Cesión de soberanía y judicialización política
Más allá de la forma elegida, el gran principio que presidirá esta modificación de las normas europeas será la inclusión de la llamada regla de oro, el compromiso con la estabilidad presupuestaria, en las constituciones de los estados miembros, tal y como lleva defendiendo Merkel desde la primavera de 2010, y a la que se ha sumado hasta el momento sólo España, desde este verano con el cambio constitucional. Para dar mayor fuerza a su cumplimiento, el Tribunal Europeo de Luxemburgo vigilará que la inclusión de estas cláusulas contra el déficit estructural en las constituciones nacionales está en línea con el nuevo texto de los tratados. Y para calmar las previsibles resistencias que encontrarán esta semana, tanto Merkel como Sarkozy dejaron bien claro que «la Corte de Justicia no podrá anular un presupuesto nacional», algo que se había rumoreado, a pesar de que Bruselas tendrá poderes para fiscalizar y hasta devolver los borradores aprobados por los parlamentos a las cámaras nacionales.

4 La compra de eurobonos queda descartada
Todas estas pequeñas victorias que Merkel se apuntó en campo contrario no vinieron acompañadas de gestos de apertura en la que será la gran batalla el próximo viernes: una participación más ambiciosa del BCE con una compra de bonos masiva. «No está mostrando mucha flexibilidad en los días previos», apunta una fuente comunitaria, que espera que sea Francia la que continúe cediendo. La canciller alemana también volvió a insistir en que la puesta en común de la deuda soberana en la eurozona, los llamados eurobonos, «no es la solución ahora».

No obstante, si bien no públicamente, en Berlín y en Bruselas se empieza a percibir poco a poco que la canciller alemana podría autorizar que el BCE extienda el manto protector de sus fondos ilimitados si los socios del euro pasan por el aro de su nuevo «pacto fiscal».