España
El «déjà vu» de 1993
MADRID- Han pasado 18 años desde aquel primer debate televisado de la democracia española, el que enfrentó al presidente del gobierno socialista, Felipe González, y su adversario del PP, José María Aznar. En aquella ocasión, el 24 de mayo de 1993, el candidato popular salió por la puerta grande. No hubo duda. Su mejor baza fue la preparación del duelo durante meses. Llevaba memorizados los datos, las cifras, los porcentajes. La debilidad de González fue la improvisación, el exceso de confianza, la comodidad de sentirse vencedor.
Al salir de los estudios de Antena 3, el entonces presidente comenzó a preparar el siguiente asalto, que se celebraría el 31 de mayo, y en el que se mostró más ágil y certero. La siguiente experiencia española respecto a los debates cara a cara se llevó a cabo en 2008, con dos cara a cara entre el presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero y el candidato del PP, Mariano Rajoy, el mismo que anoche se batió con Alfredo Pérez Rubalcaba. Los bloques temáticos en los cuatros debates fueron sólo el punto del que partirían para ir desmenuzando sus temas.
Manda la economía
En cualquier caso, en todos ellos dos palabras «triunfaron» : economía y empleo. El resto de bloques, en 2008 fueron, políticas sociales; política exterior y seguridad; política institucional y, posteriormente, los retos del futuro. Este año, asfixiados por la dramática coyuntura social (cinco millones de parados, entre otras tragedias) se dejó fuera del debate la seguridad y la política institucional. Como hizo Rajoy en 2008, Aznar comenzó la intervención del 93 aludiendo a los fracasos del PSOE: «La política equivocada del gobierno socialista, una política arrogante que ha generado paro, corrupción y despilfarro. Esas son las causas, pero yo quiero recuperar la esperanza, la ilusión y la capacidad de trabajo. Ha llegado el momento del cambio». Rajoy, por su parte, se presentó como solución, ironizando con el «España va bien» de Zapatero: «Buenas noches ¿A ustedes qué les parece? ¿Estamos mejor que hace cuatro años? Depende de a quién le hagamos la pregunta, si se la hacemos al señor Zapatero, nos dirá que estamos en el mejor de los mundos, pero si se la hacemos a la gente, algunos nos dirán que hay cosas bien, otras regular y que en los últimos tiempos hay cosas que están mal y otras que están muy mal. Eso se comprende, porque en los últimos tiempos han subido los precios, las hipotecas, vuelve el desempleo y hay muchos españoles que tienen muchas dificultades para llegar a fin de mes y tienen que apretarse, y mucho, el cinturón. ¿Cómo se puede decir que España está muy bien?».
En su momento, Felipe González supo refugiarse en el contexto económico global, que atravesaba otro de las grandes baches financieros: «Hay una crisis económica, no sólo nosotros, también Alemania o Francia, después de un desarrollo considerable de todo nuestro tejido empresarial y una modernización de las estructuras. No se debe dramatizar, no perder la confianza en el país, hay que superar esa crisis económica». Zapatero, en 2008, metió la pata en este sentido. En vez de reconocer una crisis global, se empeñó en negar la evidencia.
Aznar bombardeó con datos (3.300.000 de parados en aquel momento). También se dirigió a González con cierta gracia. «Tiene usted menos sensibilidad social que una almeja». La respuesta de un Felipe descolocado fue: «Tiene usted las cifras equivocadas. Probablemente hay que contrastarlas con fichas y tal». Aznar remató: «Diga usted por qué estas cifras son falsas... !si usted no da ninguna!». Se había empollado todo. No hubo fisuras. También apeló a las políticas sociales. «Usted cree que un jubilado español tiene algo que temer si yo llego al gobierno, ¿de verdad lo cree?», espetó Aznar a González, a lo que añadió: «En el arte de fingir, no voy a competir con usted».
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